Los primeros seis meses del 2015 "serán muy difíciles" pronostica Luis Vicente León, director de la empresa Datanálisis, que desde hace años toma el pulso de Venezuela y cuyos sondeos de opinión han sido recibidos generalmente con respeto por el gobierno y la oposición.
La pregunta que se hacen los venezolanos es: ¿Cuánto más difíciles podrían ser? a los que ya experimentan estos días próximos al fin de año. Las colas para adquirir alimentos y medicinas son kilométricas y escasea hasta la gasolina, paradójicamente en un país exportador de petróleo.
Hasta hace unos años, cuando voces preclaras anticipaban el actual panorama venezolano, la respuesta invariable era: "No, mi amigo. Usted está equivocado. Venezuela jamás se convertirá en otra Cuba". Hoy esos optimistas están tragándose amargamente sus palabras.
El populismo enarbolado por Hugo Chávez bajo la artimaña del Socialismo del Siglo XXI ha dejado a Venezuela hundida en la más espantosa miseria, política, económica y social. Con el barril de petróleo exportado a más de $100 se compraban conciencias y se importaba de todo.
La semana pasada el crudo venezolano se cotizó en $70.56. Si con el precio anterior ya la catástrofe era descomunal, resulta fácil avizorar lo que será con el actual precio o con mucho menos. El régimen chavista despilfarró en 16 años un capital 10 veces mayor que el que recibieron durante 40 años los regímenes democráticos.
En 1998 la deuda externa alcanzaba a $34.000 millones, hoy sobrepasa los $200.000 millones. A lo largo y ancho del país hay una veintena de obras de infraestructura esqueléticas. Simplemente se esfumaron los fondos. La colosal bonanza petrolera permitió que desaparecieran en manos de los corruptos $20.000 millones, según denuncia del otrora zar de la economía chavista Jorge Giordani, defenestrado por el actual régimen.
La situación actual (el dólar oficial entre $6.30 y $49.85, llegó en el mercado paralelo el viernes pasado a $121) encuentra a la oposición dividida al menos en tres grupos. Uno sigue al ex candidato presidencial Henrique Capriles, el otro es encabezado por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma. El primero apuesta al cambio vía electoral. El segundo quiere que Nicolás Maduro renuncie ya para posibilitar una transición democrática.
Hay otro grupo bajo el nombre de Un Nuevo Orden, patrocinado desde el exilio por el vicealmirante retirado Mario Iván Carratú y el político Alberto Franceschi. Abiertamente proclama la necesidad de una insurrección cívico-militar. Se supone que tiene cuadros que actúan clandestinamente en Venezuela.
La situación por momentos es tan delicada que desde el propio sector oficialista se alzan voces para un cambio de rumbo. Dirigentes del PSUV, que han alertado a Maduro que la "explosividad social se siente en las calles", creen que están dadas las condiciones para un nuevo "caracazo" en el país.
En 1989 un ajuste económico propiciado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez desencadenó en Caracas un alud de violentas protestas. El gobierno debió apelar al ejército para controlar la situación. Nunca se supo del número exacto de bajas, aunque oficialmente se manejó la cifra de poco más de 350 fallecidos.
El pasado fin de semana circuló el rumor, (algo que es muy común estos días) que altos oficiales reunidos con Maduro y sus cofrades le recomendaron que renuncie porque no les gustaría enfrentar una convulsión social como la de 1989. El gobierno promete una "Feliz Navidad…" Amanecerá y veremos.
(*) Hernán Maldonado, periodista, ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de la ANF de Bolivia.