Domingo 15 de marzo del 2009
EL "TRAIDOR" CARDENAS
Por
Hernán Maldonado
Albert Einstein aseguró que "sólo hay una cosa más grande que el espacio sideral: la estupidez humana". Qué otra cosa puede ser la inconducta del presidente Evo Morales al justificar el vergonzoso atropello de sus huestes a la propiedad en Huatajata del ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas.
El gobierno instigó y aplaudió el atropello aunque reculó algo tras la enorme repulsa nacional e internacional. La salvajada de los "ponchos rojos" oficialistas estremeció al mundo, mucho más que cuando éstos ahorcaron públicamente a unos perros, como advertencia de que así obrarian con los enemigos del régimen.
"El pueblo no aguanta ni perdona a los traidores", dijo Morales justificando implícitamente el ataque aleve, mientras su vicepresidente, Alvaro García Linera, tuvo los riñones de insinuar que Cárdenas pudo haber urdido el ataque por motivos de interés político personal. ¿Es raro, pues, que la policía resguarde... a los asaltantes de la propiedad?
Como Morales ni García Linera tienen esposa o hijos reconocidos públicamente, obviamente ignoran lo que es la familia y no saben del dolor de ver golpeados a los suyos como para pensar alegremente que un padre puede exponerlos al peligro de muerte por intereses subalternos.
Un gobierno comprometido con la democracia hubiera ordenado la inmediata devolución del inmueble a sus propietarios y puesto ante la justicia a los cabecillas de la asonada. Nada de eso ha ocurrido, lo que prueba de que Morales lo que intenta es encubrir la nauseabunda corrupción en la principal compañía petrolera estatal, al puro estilo chavista de tapar un escándalo con otro.
Pero lo que indigna es que Morales acuse de "traidor" a Cárdenas. Olvida que el ex vice paseó por el mundo la espléndida cultura aymara sin avergonzarse de su humildes orígenes y tampoco presumiendo de su vastos conocimientos. Ningún boliviano, como él, fue aplaudido de pie en el Congreso de Chile.
Su calidad humana brilló cuando en el parlamento boliviano un contrabandista devenido en senador lo increpó groseramente. Cárdenas ante la grave ofensa pudo aplicarle un puñetazo pero prefirió la calma. "Con razón te apodan Polilla" parecía leerse en su mirada fría, tan gélida como una ancestral noche altiplánica.
Si su excelente formación académica fue expuesta en Chile, en Miami Cárdenas sometió a dura prueba su nivel cultural. Por razones que ignoro, el protocolo permitió que Cárdenas asistiera a un programa de "Sábado Gigante" que conduce el animador chileno Mario Kreutzberger.
"Don Francisco" condujo ese segmento del programa con preguntas directas y otras de doble sentido, en su estilo irreverente. Lejos de sentirse humillado, el vicepresidente desarmó al perspicaz conductor con respuestas pedagógicas, claras y sencillas. Si la intención de "Don Francisco" era pasar un buen rato a costa del primer vicepresidente indio de Bolivia, salió con las tablas en la cabeza.
Hombre educado, tampoco se salió de sus casillas cuando su esposa Lidia Katari, instigada por una periodista antimperialista, fue rechazada al entrar al comedor de un hotel paceño por vestir de chola. Nada de esto cuenta para los actuales mandamases de Bolivia que envidian al "traidor" Cárdenas haber salido de abajo, de haberse superado, de haberse graduado en una universidad europea, de ser un auténtico aymara. ¿O quizás por haber retado a debatir en idioma nativo al "primer presidente indígena" de Bolivia?
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