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Sábado, 27 de abril del 2019


¿TE ACUERDAS, HERMANO?

Por Hernán Maldonado

Mario Espinoza Fortún, es un viejo amigo y colega. Por imponderables no pudimos reencontrarnos hace poco en La Paz, después de varias décadas. Amablemente dejó en casa un libro suyo que, al dármelo seguramente me hubiera dicho: “¿Te acuerdas, hermano?

Se trata del Libro de Oro de los “50 años de Historia del Fútbol Paceño” en homenaje al cincuentenario de la Mutual de Ex-futbolistas de La Paz, cuyas páginas con abundantes fotografías, me transportaron hasta mi niñez, cuando conocí el fútbol de la mano de mi padre.

Esa tarde de 1950, cuando por primera vez acudí al “Stadium La Paz”, noté que el público era mayormente masculino. Hombres de cuello, corbata y sombreros. No había banderas y todavía no se usaba el coro inventado en 1958 por el Chupa Riveros y Chicho Navarro del “bo-bo-bo, li-li-li, via-via-via”.

Jugaron un amistoso Bolivia y Chile (¿2-0 o 2-1?). En los visitantes al único que recuerdo es al arquero, “El Sapo” Livingstone (años después periodista), y empezaron a ser mis héroes los bolivianos (de camiseta blanca y pantalón negro) “Chembo” Gutiérrez, Alberto Achá, Pepe Bustamante, el “Guatón” Valencia, Leonardo Ferrel, Victor A. Ugarte…

Espinoza Fortún me retrotrajo a esos tiempos tanto del fútbol amateur, semi profesional y profesional y viendo el torrente de fotos volví a vivir jornadas memorables, como las de los años 50 cuando solo había 8 equipos, se jugaban 2 partidos cada domingo y en un estadio repleto.

Volvieron a mi memoria jugadores a los que entrevisté, ya como periodista, en los años 60 (porque antes de relatar partidos o comentarlos, también hice de “puesto 2”). Recordé la gira por Argentina y Colombia con 31 de Octubre a partidos por la Copa Libertadores, como enviado del Círculo de Periodistas Deportivos de Bolivia.

En el libro no falta un lindo homenaje al padre Adolfo Cuevas, del Seminario Domingo Savio, forjador del primer equipo infantil que disputó un sudamericano en Argentina y del que salieron posteriormente jugadores que brillaron en el profesionalismo y la selección nacional, como fue el caso de René Rada.

La parte que me impactó sinceramente es el dolor con el que Mario escribe (el libro salió el 2005, pero la realidad es muy actual) sobre la mediocridad del fútbol boliviano porque, tras la colosal conquista de la Copa América en 1963, “nos dormimos en los laureles” y ahora “solo vivimos de recuerdos…” Hoy tenemos “profesionales para cobrar, pero muy pocos profesionales para trabajar”, escribió Mario.

Y es que desde 1963 nunca Bolivia ha vuelto a ganar un título. El fracaso es enorme a nivel de clubs y desde 1994 no clasificamos a ningún Mundial. Hace pocos días la Federación Boliviana de Fútbol anunció que pagará $20.000 a cada jugador por partido amistoso de la selección. Una obscenidad.

Mario también denuncia los permanentes problemas institucionales, disputas entre dirigentes, mal comportamiento de jugadores fuera de las canchas, goleadas en el exterior, etc. que “le han quitado credibilidad a los campeonatos y, por ello, los estadios casi siempre están vacios…”

Digo que me impactó esta parte del libro, porque Mario dice lo mismo que denuncié en múltiples artículos por lo que me gané muchos críticos, inclusive en mi familia, porque dicen que “no tengo derecho a quitarle la ilusión a los aficionados”, (así sean embobados por héroes con pies de barro, ensalzados por ciertos “periodistas”).

El libro tiene casi la misma edad que el periodo de gobierno del “presidente-futbolista”, constructor de 1.200 canchitas de pasto sintético. En los últimos 14 años, por lo menos, ¿hemos ganado un torneo de mayores, un sudamericano, un sub-13,15,17, 20, 23? ¿No hubiera sido mejor construir escuelas y hospitales? Solo pregunto.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.