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RONALDO, EL GIGANTE
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Miami – En realidad lo que tiene el astro brasileño son las rodillas de barro, porque otra vez – como ocurrió cuando jugaba en Holanda - esas articulaciones les están jugando una mala pasada en el "calcio" italiano y lo mantienen alejado de las canchas.
El jugador más caro del mundo, mientras tanto, pasa sus días entre la consulta médica y sus videogames. Su adicción a estos últimos es de tal magnitud, que un científico japonés se atrevió a asegurar que esa fue la causa de su indisposición previa al partido con Francia en la final del Mundial 98 .
De hecho en Japón actualmente hay clínicas especializadas en tratar a niños y adolescentes que sufren de mareos y convulsiones por su adicción a los videogames, ese mundo irreal y fantasioso que permea mentes inmaduras desvinculándolas de la realidad cotidiana.
Ronaldo, un buen jugador, sin ninguna duda, ha sido comparado desde su incursión en el profesionalismo con el gran Pelé, el "Rey del Fútbol".
La comparación, empero, es producto del mundo en que vivimos donde los mercenarios de la pluma y el micrófono, obedeciendo a los dictados del mercado de la compra y venta de imágenes, fabrican superhéroes de la noche a la mañana – como en los videogames – para que duren otro tanto.
Pelé, a la edad que actualmente tiene Ronaldo, ya había sido dos veces campeón mundial (Suecia 1958 y Chile 1962) y paseaba su talento con el Santos dejando boquiabiertos a los aficionados de los cuatro puntos cardinales.
Tan popular y genial era el brasileño que una revista chilena, comentando el fratricidio en Nigeria a comienzos de los años 60, sugirió que Pelé y su Santos debían presentarse en Biafra. "Negro maravilloso, estamos seguros que si tus hermanos, los hijos de tus ancestros, te ven jugar, ahí mismo se acaba la guerra", editorializó la revista.
Entre partido y partido, Pelé tenía tiempo para cultivarse, de modo que cuando dejó el fútbol y se convirtió en leyenda, el mundo empresarial le abrió sus puertas y el hombre encajó como si siempre hubiera estado allí.
Entre los grandes del fútbol sudamericano, cuando se ganaba apenas para sostener a la familia o más después cuando no alcanzaban los bolsillos para llenarse de oro, casi siempre ha predominado la impreparación.
Excepciones fueron, entre otros, el colombiano Francisco "Pacho" Maturana, el boliviano Oscar Claure o el argentino Carlos Salvador Bilardo, doctorados en ciencias médicas.
Ronaldo, con la enorme fortuna que posee, podría retirarse ya y vivir el resto de su vida cómodamente. Por su rápido triunfo ha sido puesto apresuradamente como un ejemplo de la juventud y la niñez.
Apresuradamente, porque el astro brasileño acaba de darle un mensaje negativo a ese mundo al revelar esta semana su menosprecio por la lectura.
Hace dos años, cuenta el mismo Ronaldo, empezó a leer la biografía de Manoel Dos Santos, el famoso Garrincha de las selecciones brasileñas del 58 y 62, escrito por el periodista Rui Castro.
El actual ariete del Inter de Milán precisó que el primer año leyó las primeras 40 páginas de las 487 que contiene el libro ‘Estrella Solitaria de una brasileño llamado Garrincha", incluyendo 20 que leyó durante los Juegos Olímpicos de Atlanta.
Ahora, aprovechando que está en tratamiento médico por el problema que tiene en su rodilla derecha desde que acabó el Mundial, Ronaldo aseguró que llegó a las 200 páginas. Ciertamente un enorme esfuerzo que sirve para apuntalar su aserción de que "es más fácil meter un gol que leer un libro".
Omar Orestes Corbatta, el famoso puntero de las selecciones argentinas de los años 50-60, era analfabeto, pero muy difícil era que alguien lo encontrara sin un periódico bajo el brazo. Quizás en su fuero interno pretendía tener por lo menos una "cultura de periódico".
Y he aquí, el futbolista de la hora, el hombre equivocadamente comparado con el gran Pelé por las multinacionales de la información y el marketing, hablandonos de la "incompatibilidad" del fútbol con la lectura de un libro...