Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 26 de junio del 2005


LA REVOLUCION TARIFADA

Por Hernán Maldonado

El precio del petróleo llegó la semana pasada a 60 dólares el barril. Es una buena noticia para el presidente venezolano Hugo Chávez y sus planes de quedarse en el poder hasta el 2021 y quizás hasta más allá si, como él mismo pronostica, el "excremento del diablo" alcanza en el futuro los 100 dólares.

Eso le permitirá, como hasta ahora, repartir dinero a manos llenas, casi al voleo. Una pequeña muestra de su generosidad la dio el pasado fin de semana cuando anunció un aumento entre 50 y 60 por ciento de los sueldos de los 80.000 miembros de sus fuerzas armadas.

"El bozal de arepa", pues. Los militares se unen a los miles de jóvenes a los que se les entrega becas de 100.000 bolivares mensuales (Menos de 50 dólares) por asistir a universidades de dudosas solvencias académicas, a los préstamos familiares sin obligación de devolución, a los hombres de la milicia bolivariana que so pretexto de "reservas militares" integrarán un cuerpo de entre 500.000 a 1.000.000 de miembros, la mayoría desocupados.

Los dineros también seguirán fluyendo hacia los miles de mercachifles que han convertido las ciudades venezolanas en capitales de la buhoneria y obviamente seguirá el apogeo de los "mercados populares", con productos importados subsidiados por el estado petrolero.

La catarata de dinero es la explicación a los resultados de las recientes encuestas que hablan de un 70 por ciento de respaldo a Chávez. Un hecho notable, porque hasta el 15 de agosto pasado las cifras le eran adversas en un 60-40 por ciento que el régimen invirtió con la venia de la OEA y el Centro Carter.

Si vamos a atenernos a los números concluiremos en que hasta los recalcitrantes opositores a Chávez ahora lo apoyan.

Seguramente influye la necesidad que ha doblegado muchas rodillas. Hasta el poderoso sector empresarial, que con su huelga de dos meses en 2003 hizo tambalear a Chávez, ahora muestra sus uñas ansiosas de sumarse al festín petrolero.

Julio Borges, un líder identificado con la derecha venezolana ha surgido como potencial adversario de Chávez en las elecciones del próximo año y lo primero que hace es preguntarse qué es lo que ha hecho Chávez con los 340.000 millones de dólares que ha recibido en estos últimos siete años.

Borges quizás se sentiría satisfecho si Chávez pudiera mostrar un hospital construido, una autopista terminada, o por lo menos unos servicios públicos medianamente eficientes.

No hay nada de eso. El dinero se reparte al voleo. Se paga a los centenares de miles de hombres y mujeres que asisten a las manifestaciones oficialistas y la corrupción no conoce techo, al punto que es un lugar común escuchar la frase "¿Y cuánto hay pa'eso?"

Internacionalmente el régimen no se para en chiquitas. Ya sea a la hora de comprar bonos de la deuda argentina por 500 millones de dólares, de respaldar financieramente a grupos prochavistas, de fomentar a movimientos indigenistas, de pagar a periodistas que alaben los "logros" bolivarianos o de organizar aquelarres con cualquier motivo. El próximo es un encuentro en agosto de 4.000 jovenes del mundo simpatizantes de la "revolución bonita".

El despiporre es tal que puede subir el precio del petróleo a 100 o más y siempre faltará dinero. Ya se está viendo ahora mismo. Chávez, aun a riesgo de desequilibrar el bolívar, aspira a poner un tope a las reservas monetarias para contar en los próximos meses con 5.000 millones de dólares.

A ninguno del 1,2 millón de empleados públicos u obreros se le ha aumentado en estos siete años sus sueldos entre un 50 y 60 por ciento, pero a los militares si y de golpe y porrazo. El bozal de arepa, sin duda alguna.

340.000 millones de dólares pareciera ser mucho dinero para un país de sólo 25 millones de habitantes. La prosperidad debía estar por doquier, pero no es asi.

Al toparme con un ejército de mancos, cojos, enfermos, paralíticos, ciegos por las calles de Caracas, amén de otros pobres, de niños titiriteros, de jóvenes vomita-fuegos, etc, pregunté a mi interlocutor cómo podía explicar esta pobreza en medio de tremenda riqueza.

Su respuesta fue: Todas estas personas anteriormente estaban dentro de sus casas bajo el amparo de sus familiares, pero como ahora no tienen con qué mantenerlos, los han empujado a la mendicidad callejera.

¿Pero y la Misión Barrio Adentro, con 11.000 médicos cubanos, que Chávez presenta como su gran éxito?

Poco es lo que hacen, primero porque no tienen insumos y segundo porque cuando envían a alguien a un hospital, no hay camas o tienen éstos que llevarse desde el alcohol hasta las sábanas, me dijo.

Qué difícil es sembrar el petróleo como clamaba insulsamente el gran Arturo Uslar Pietri. Pareciera que la inmensa riqueza fuera nomás como la etiquetó Juan Pablo Pérez Alfonso: El excremento del diablo.





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