PROFANAN RESTOS DEL LIBERTADOR

Por Hernán Maldonado

El reloj marcaba las 1.38 de la madrugada de este viernes cuando Hugo Chávez anunció al mundo a través del tweeter que había llorado al ver los restos del Libertador Simón Bolívar. Su ministro del Interior, Tareck El Aissami, alardeó que Venezuela estaba ante un "hito histórico".

"¡Qué momentos tan impresionantes hemos vivido esta noche! Hemos visto los restos del gran Bolívar. Confieso que hemos llorado... Tiene que ser Bolívar ese esqueleto glorioso, pues puede sentirse su llamarada". ¡Bolívar vive, carajo! Somos su llamarada, escribió Chávez.

El acontecimiento en el Panteón Nacional de Caracas pasó desapercibido para el 99 por ciento de los 26 millones de venezolanos, que horas antes se fueron a la cama pensando en las graves acusaciones de Colombia contra el régimen chavista.

¿Por qué a esa hora? Chávez está acostumbrándose a dar noticias que sabe que no van a gustar a sus compatriotas al amparo de la noche o la madrugada. Así fue cuando devaluó la moneda, que significó cortarle en un 50 por ciento los sueldos y salarios a los venezolanos.

Es altamente sospechoso que hoy, quizás para evitar que se esparciera el enojo por la grosera manipulación de los restos del Libertador, todo el sistema de Internet haya amanecido "dañado"en Venezuela.

La reacción general es que no hubo una exhumación de los restos, sino una profanación para satisfacer un capricho del petrodictador. Hace un par de años nombró una comisión ministerial para que pruebe su teoría de que Bolívar no murió de tuberculosís, como dice la Historia, sino que fue asesinado por la oligarquía colombiana coludida con el imperialismo yanqui.

El Aissami anunció que pronto se darán "datos muy reveladores" de la profanación llevada a cabo por un pequeño ejército de patólogos, encabezados por José Antonio Lorente, miembro del Departamento Médico-Legal de la Universidad de Granada. El español fue el único extranjero en el equipo.

La opinión pública venezolana se pregunta asombrada ¿cómo es que Chavez se empeña en averiguar si Bolívar fue asesinado hace 180 años y no le hace lo mismo con asesinatos más recientes, como la del fiscal Danilo Anderson, que sólo sirvió para inculpar a una docena de inocentes a los que tiene encarcelados o exiliados.

Sospechoso también que la profanación se produzca en momentos en que Colombia muestra con pelos y señales el amparo que el régimen chavista da en su territorio a importantes narcoterroristas de las FARC.

Chávez quiere distraer la atención ya sea peleándose con la Iglesia Católica, o manoseando los restos del Libertador, porque sobre su conciencia está el haber permitido que se pudran en los muelles 122.000 toneladas de alimentos importados a un costo calculado de 2.500 millones de dólares, fechoria para la que no tiene lágrimas.