Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 27 de julio del 2003


LA "REBELION" EN EL MIR

Por Hernán Maldonado

Samuel Doria Medina, el "Rey del Cemento", es un empresario exitoso y está por verse si lo será también como político.

Por lo pronto lo que hay que destacar es que con el mismo olfato con el que lleva adelante sus empresas, ha detectado que para las elecciones del 2007, lo que el país reclama es una nueva generación de políticos.

Descontada como está que la vetusta Acción Democratica Nacionalista (ADN), o lo que surgirá de ella, llevará como portaestandarte a Jorge Quiroga, Doria Medina se apresta a salirle al paso.

Si Jaime Paz Zamora tuviera visión política, desprendimiento, y quisiera salvar al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), debería atarse al carro Doria Medina.

Pero el "máximo jefe" no da el brazo a torcer y cree que el MIR es él y nadie más que él y que, en el peor de los escenarios, alguno de sus hijos debe ser el que lo herede.

Así planteadas las cosas, la escisión en el mirismo no es sino cuestión de tiempo. Quizás antes de las elecciones municipales del 2004.

Paz Zamora no se "traga" la hamburguesa que le lanzaron los doriamedinistas en la última convención mirista, porque ni siquiera tiene la capacidad de que su rostro se enrojezca.

Con cinismo ha recibido la propuesta de que renuncie a su condición de líder y luche desde el llano por la jefatura máxima del partido. Doria Medina pierde su tiempo si cree que Paz Zamora renunciará al sitial en el que se cree un iluminado irremplazable.

Bolivia, ante los fracasos de los "viejos políticos", se inclinará el 2007 - si llegamos a esas elecciones - por rostros nuevos, gentes con otras ideas del país al que aspiramos todos.

Esto es lo que no parece ver Paz Zamora. Bolivia está cansada de los abuelos sexagenarios, de los políticos maniobreros, de los demagogos que prometen para no cumplir.

Doria Medina empezó a transitar con paso firme no sólo para rescatar a un partido devenido en peguista, demagogo y corrupto, sino para darle nuevas esperanzas a un contingente nacional cada vez más decepcionado de la política y los políticos.

En 20 años de democracia el liderazgo que lo hizo posible se agotó. Bolivia necesita de otra conducción, de ideas nuevas, claras y realizables. A ese objetivo van Doria Medina, Quiroga y, quizás, hasta Evo Morales.

Conocí a Doria Medina hace unos años en uno de los Burguers Kings de una barriada popular de Miami. Me llamó la atención encontrarlo allí. Saboreaba esas hamburguesas de las que obtendría la franquicia para Bolivia.

Hubo un hecho que me llamó la atención: En un local con pocos clientes, el millonario empresario y político tenía en su mesa no sólo a su esposa, sus hijos y hasta su suegra, sino también a una humilde joven mujer, a todas luces la sirvienta de la familia.





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