LAS MENTIRAS OFICIALES

Por Hernán Maldonado

El presidente Hugo Bánzer Suárez, con un desparpajo que raya en el cinismo, atribuye la catastrófica crisis por la que atraviesa Bolivia al anterior gobierno, como si estuviera en plena campaña electoral o estuviera recién comenzando su periodo quinquenal, que a todas luces es el más ineficiente de los últimos años.

En una comparecencia ante un congreso de empresarios privados, al que sólo se animó a asistir a última hora y cuando se aseguró que no sería rechiflado, el ex dictador enfatizó que “no acepto que se atente contra la democracia y el Estado de Derecho”, olvidándose que días antes su partido maniobró escandalosamente para “asaltar” las cortes departamentales electorales apelando al execrable cuoteo partidista.

Si eso no es atentar contra el Estado de Derecho, entonces los demás bolivianos vivimos en la luna de Paita.

Bánzer, como candidato, fustigó severamente al anterior gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada por la capitalización de varias empresas estatales y al referirse, en concreto, a la concesión de la esquelética red vial al consorcio chileno Cruz Blanca, prometió que de ser elegido revertiría todas esas medidas y que anularía esta última en particular.

Bánzer fue elegido y cuando asumió el cargo, a través de un escandaloso contubernio con otros partidos políticos angurrientos de compartir la torta del poder, conformó alrededor suyo una mayoría parlamentaria como pocas veces un gobierno se ha dado en la historia de Bolivia. Tenía, pues, todos los instrumentos para hacer buenas sus promesas electorales.

Pero resulta que Bánzer, ahora, a poco más de un año de terminar su nefasto periodo, sigue culpándole al anterior gobierno de la crisis actual, no plantea soluciones y la casi paralización del país tiene también, en su opinión, otras causas y culpables, entre ellos San Pedro, por mandarnos tanta lluvia.

Fustigó a los empresarios que en el anterior gobierno “aplaudieron la reforma de pensiones y la capitalización de YPFB, demandando que esas medidas se aprobaran inclusive a patadas, pues a patadas se hicieron y hoy los empresarios en particular, y los bolivianos en general, tenemos que sufrir las consecuencias”.

La pregunta obligada es ¿Y que han hecho usted y su gobierno en estos cuatro años para anular esas medidas y construir el país de ensueño que nos prometió?

El presidente muy suelto de cuerpo atribuyó los males del país “a la crisis económica internacional, los problemas climatológicos… y las dificultades asociadas a la lucha contra el narcotráfico”.

Hace dos años, cuando la crisis asiática derrumbaba la economía brasileña y sus efectos ya se vislumbraban en Bolivia, Sánchez de Lozada propuso una cumbre para esbozar medidas para neutralizarla. Su propuesta cayó en oídos sordos. Y respecto a los “problemas climatológicos”, ¿acaso son novedad en el país?

Y en cuanto a “las dificultades asociadas a la lucha contra el narcotráfico”, Bánzer simplemente marea la perdiz, a menos que haya querido referirse a su campaña “coca cero”, la única (y todavía muy discutible) tarea seria de su agonizante gobierno. Digo discutible porque si se han eliminado las plantaciones excedentarias, de ¿dónde es que aparecen las decenas de kilos de cocaína que ha decomisado la policía últimamente?

Luego de trascender que algunos empresarios plantearon sus deseos de que Bánzer acorte su mandato, el jefe de Estado dijo que esos esas son “expresiones sediciosas e irresponsables que combatiré con toda mi energía”.

A Bánzer esos deseos parecieron sacarlo de quicio, pero no se le ha movido un pelo ni se ve en ninguna parte su energía para por lo menos condenar a grupos de diversa filiación y formación políticas que en las últimas semanas abiertamente están incitando al separatismo cruceño, a la balcanización del país.

¿O es que estas otras expresiones no son sediciosas, irresponsables y antidemocráticas y atentatorias contra el Estado de Derecho?

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