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Miércoles 7 de octubre de 1998


AUN NO EMPEZO LA LUCHA
CONTRA LA CORRUPCION

Por Hernán Maldonado


Miami – Los periodistas bolivianos, más que en ninguna otra parte, nos enorgullecemos de ser miembros del "Cuarto Poder del Estado", una entelequia que más sirve para reclamar respeto de los otros poderes para que no nos avasallen como personas y como institución.

Cuando se describe a la prensa como ese cuarto poder, sus panegíricos blanden decenas de ejemplos en los cuales con una pluma, un micrófono o una cámara se han derrumbado gobiernos inmorales, tiránicos; se ha defenestrado a parlamentarios corruptos o se ha sentado en el banquillo de los acusados a jueces envilecidos.

En realidad esas son más bien las excepciones y en países con una sólida estructura democrática, porque lamentablemente, en la gran mayoría, el periodismo investigativo se queda en denuncia por lo difícil que es penetrar en las fuentes de la información.

Es más, ocurre que cuando se demuestra fehacientemente un hecho delictivo, empieza a funcionar la máquina del encubrimiento, cuando no la sospechosa desaparición de testigos claves, como actualmente está ocurriendo en Argentina con las muertes dudosas de militares y civiles implicados en el contrabando de armas a Ecuador.

Tampoco es extraño que los corruptos respondan a las denuncias del periodista con un balazo. Ahí está la floreciente industria de los sicarios en Colombia y México.

En Bolivia, hace poco más de una semana el gobierno, con bombos y platillos, anunció una nueva ley contra la corrupción, pocos días después que el ministro portavoz de la presidencia, Mauro Bertero, proclamara eufórico que Bolivia había pasado al puesto 16, dejando a otro país el vicecampeonato mundial en esa clasificación oficiosa que anualmente realiza Transparencia Internacional.

Fue tan ridícula la declaración del ministro que parecía que celebraba que el enfermo no tenía un cáncer terminal al hígado, sino "apenas" un cáncer al cerebro.

Después de la parafernalia que acompañó la firma de la flamante ley anticorrupción, lo menos que se esperaba era la destitución de las decenas de primos, hermanas, cuñados, suegros, sobrinos y amigos de los altos capos de gobierno colocados en función de embajadores y cónsules a lo largo de la geografía mundial, según investigación realizada por los diarios La Razón y Los Tiempos.

Una inmediata y drástica purga en la aduana y la renta interna habría provocado el aplauso de la opinión pública. Es decir, hubieran sido los pasos para convencer que efectivamente la lucha contra la corrupción había comenzado en Bolivia.

Pamplinas. La lucha sigue siendo teórica. Con leyes más o leyes menos no vamos a solucionar nada. En realidad de lo que se trata es volver a las raíces de nuestros antepasados. A ser fieles cumplidores del Ama Llulla, Ama Khella, Ama Sua (a lo que con buen criterio Víctor Hugo Cárdenas añadió: Ama Narco).

Ciertamente una gran civilización como la incaica sólo pudo prosperar con hombres que no eran mentirosos, flojos ni ladrones.

Al terminar su periodo Gonzalo Sánchez de Lozada retó a los partidos políticos a investigar el origen de muchas fortunas, retroactivamente a 30 años. Unicamente Condepa apoyó la iniciativa y quizás porque es la que menos tiene para perder porque sus militantes "sólo" desde hace 13 años asaltan las arcas del municipio de El Alto.

Pero el partido de Sánchez de Lozada tiene muchos techos de paja en cuanto a lucha contra la corrupción. Recuérdese el caso de la alcaldesa Gaby Candia, que violó flagrantemente la ley para hacerse del cargo en La Paz y el MNR ni abrio la boca. Menos la expulsó cuando a todas luces apareció implicada en un jugoso negociado por 1.800.000 dólares que a la postre le costó el cargo. Y todo eso en menos de "un año de labor"

Esta semana, el diario La Razón reveló un negociado con vacunas para el sarampión con un sobreprecio de 400,000 dólares. El ministro Tonchi Marinkovich se esconde de los periodistas y no se presentó a una conferencia de prensa anunciada por Bertero. La contraloría afirma que en seis meses se sabrá qué pasó. Claro, en seis meses aparecerá como culpable el portero del ministerio de Salud.

Y hay más. En julio, mediante solemne decreto se aprobó que no entrarían más a Bolivia los autos "transformers", esos vehículos de segunda mano procedentes de Australia que son revividos por hábiles mecánicos, inclusive trasladando los mandos desde la derecha a la izquierda.

La medida parecía buena, no sólo para proteger el medio ambiente de los gases tóxicos, sino porque los "transformers", a menos que hubieran sido modificados por expertos, representan un alto riesgo para sus usuarios por las alteraciones que sufre el chasis.

Pero este lunes, el Canal PAT descubrió que el 27 de septiempre entró al país, por caminos improvisados, una caravana de centenares de vehículos de todo tipo y con autorizaciones militares y de la aduana.

El gobierno, por medio de Bertero, anuncio que "se está investigando".

La prensa – prueba de que no es ningún poder -- que espere sentada, con la misma paciencia con la que aguarda la resolución de otra docena de sonados casos de corrupción que involucran no solamente a esta administración, sino a las que le precedieron.