LAS HERIDAS ABIERTAS DEL LEGADO

Por Hernán Maldonado

La influyente revista Time eligió a Donald Trump como el personaje del año 2016. “Presidente de los Estados Desunidos de América”, dice el titular de la foto en su portada. El impetuoso y locuaz republicano, que tomará posesión el 20 de enero, ¿realmente encuentra desunido al coloso del norte?

La primera semana de enero del 2017, en muchos medios donde Trump goza de pocas simpatías, pasaron ignorados los nombres de los afroamericanos Jordan Hill, Tesfaye Cooper, Bretaña Covington, todos de 18 años y de Tanishia Covington, de 24, quienes han sido arrestados por torturar a un muchacho blanco en Chicago.

El vídeo muestra a los abusivos acorralando al muchacho, con alguna deficiencia mental, al que lo amarran, golpean, le arrojan ceniza de sus cigarrillos al rostro y le cortan parte de la cabellera con un cuchillo, en medio de imprecaciones contra Trump.

Si el hecho hubiera sido al revés, ésta es la hora en que los medios se hubieran dado banquete y de seguro el presidente Barack Obama hubiera expresado su condena. Este el doloroso legado que deja tras 8 años en el gobierno. Y es que Obama, sin que todavía concluyeran las investigaciones, siempre parecía estar del lado de los negros.

Cuando el joven Trayvon Martin fue muerto en Florida por un guardia de seguridad, blanco, Obama se condolió tanto que dijo que era como si le hubieran “matado a un hijo”. Con semejante declaración las comunidades negras salieron a protestar a las calles. Pasado el tiempo y transcurrido el juicio, George Zinmmerman, salió libre.

En otra ocasión, Obama se declaró “furioso” por las muertes de los afroamericanos Alton Sterling, en Louisiana, y de Philando Castile, en Minesota, cuando no se sabía aún cual la razón por la que actuaron letalmente los policías.

La “furia” presidencial derivó en protestas callejeras en Dallas y en julio del 2016, un francotirador negro tomó la justicia en sus manos y mató a 5 policías e hirió a 9 antes de ser abatido.

Se calcula que en Estados Unidos, en casi una veintena de cuerpos policiales de todo tipo, existen alrededor de 18 millones de agentes. En semejante número obviamente se encuentran “ovejas negras”, especialmente agentes mal preparados. No hay predominio de raza alguna, por lo que es altamente cuestionable que en sus filas haya discriminadores raciales.

Pero si el presidente del país, sin esperar lo que digan los jueces, se pone al lado de un sector de la población, el resultado es la tácita división. Estados Unidos, hasta la llegada de Obama, había dejado atrás el problema de la exclusión racial, pero las heridas volvieron a abrirse.

¡Claro! que Trump ha puesto lo suyo al despotricar contra hispanos y musulmanes, pero el mal ya estaba hecho. Por eso es que inmediatamente de su triunfo se produjeron manifestaciones callejeras anti-Trump, lo que obviamente influyó en la gente de Time para titular como lo hizo.

Trump se puso del lado de los policías y quizás nunca se sabrá cuántos de ellos votaron por él. Los uniformados mostraban su disgusto contra Obama con virtual una huelga de brazos caídos solo percibida por la ciudadanía que veía a los agentes actuar en cámara lenta.

En Nueva York, miles de policías acudieron al sepelio de sus compañeros Rafael Ramos, hispano, y Winjain Liu, asiático, asesinados por un individuo que vengó la muerte del negro Eric Garner. Se dieron la vuelta y le mostraron sus espaldas durante un discurso del alcalde Bill de Blasio, quien había justificado protestas de negros... La gran pregunta es si con Trump renacerán los Estados UNIDOS de América. Amanecerá y veremos.