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Jueves 20 de octubre 2011
EN LOS JUEGOS PANAMERICANOS
Por
Hernán Maldonado
Aquél dia de octubre de 1975 mi jornada comenzó mal. Varios periodistas buscábamos entrevistar a primera hora a atletas asistentes a los VII Juegos Panamericanos en México.
Uno de mis colegas advirtió que los primeros en la larga fila para entrar a desayunar eran de la delegación boliviana y, sin saber mi nacionalidad, comentó: "Estos a lo único que vienen aquí es a comer".
Poco después ví a un compatriota, viejo conocido porque en los Juegos Bolivarianos de Maracaibo, en 1970, lo entrevisté tras haber sido descalificado en el torneo de levantamiento de pesas.
Como hace rato residia en el exterior, ni me enteré que se había convertido en dirigente del Comité Olímpico Boliviano (COB) y advertí que se molestó cuando lo traté de tú, como era antes.
Con la enorme carga que significa trabajar en Juegos Panamericanos ya me había olvidado del asunto hasta que días después me tocó cubrir el torneo de boxeo.
En el sorteo, el entrenador boliviano Carlos Manzaneda, se tocaba decepcionado la cabeza. "Y nos toca nada menos que un cubano...", dijo.
Ese cubano era nada menos que Rolando Garbey, ya en el epílogo de su carrera, multicampeón panamericano y olìmpico.
Entre los aficionados no se apostaba quién ganaría, sino cuántos minutos le aguantaria el boxeador boliviano al brillante Garbey.
He rebuscado entre mis papeles el nombre de ese púgil. Como el COB tiene una escuálida página en Internet, imposible saberlo. Vagamente creo recordar que apellidaba Mamani.
Me pregunto si sería Pablo, el padre del púgil Freddy "El Matador" Mamani. Vagamente me suena el apodo.
Lo cierto es que el compatriota recibía golpes de todas las marcas y el cubano no podía noquearlo. El público que colmaba la Arena México gritaba ¡Bolivia, Bolivia, Bolivia!
Nunca cayó, pero la pelea fue detenida por innegable superioridad del rival. El público protestó, porque quizás esperaba que uno de los mandarriazos que lanzaba a ciegas el boliviano podrian ser el golpe de suerte.
Recuerdo que aquella noche, y han pasado 36 años, que al terminar el primer asalto y apagarse los aplausos para el valiente púgil, el colega uruguayo Oscar Martínez, corresponsal de la Agencia France Presse, me gritó desde el otro extremo de la tribuna de prensa: Maldonado ¿Con este tipo de gente ustedes aún no han reconquistado el mar? El público celebró la ocurrencia.
Desde que se iniciaron los Juegos en 1951 se han repartido 10.849 medallas. De las 3.497 de oro nunca conquistamos una. Sólo una de plata de un total de 3.477 otorgadas y dos de bronce entre 3.875.
En el medallero histórico, entre 42 países, ocupamos el lugar 34, sólo por encima de unas diminutas islas-país caribeñas.
¡Ah, claro!, las peleas por ocupar los cargos directivos del COB son casi a cuchillo y no somos capaces ni siquiera de tener una página web decente.
Quise saber quiénes ganaron esas preseas de plata y de bronce y nada de nada. Pero eso si, encontré información de la actual huelga de la NBA, la liga de los multimillonarios basquetbolistas de Estados Unidos...
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