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Domingo 11 de abril del 2004


HOMENAJE EN RUSIA A UN BOLIVIANO

Por Hernán Maldonado

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En una calle de Dubna, la encantadora ciudad a las orillas del Volga, se alza ahora un edificio en cuyo frontis se lee en ruso: Centro Diabético Walter J. Vallejo. Sólo muy pocos saben que es obra del médico boliviano nacido en Cochabamba en 1939.

Pero en Dubna el médico es una personalidad de la ciudad y éste 21 de abril las autoridades rusas lo recordarán con varios actos a los que han sido invitadas su viuda Gloria Vallejo Comin y sus tres hijas Gloria, Gabriela y Paola.

"No nos han dicho el programa, pero generalmente los rusos alistan en estas ocasiones conciertos", dijo Gloria Vallejo.

Walter J. Vallejo vivió casi toda su vida en la calle Oruro, a media cuadra de El Prado. A poco de graduarse en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) viajó a especializarse en Estados Unidos, donde conoció a Gloria, sin saber que por años fueron casi vecinos en Cochabamba.

Luego de casarse en Tailandia en 1970 se instalaron en un pueblo de Wisconsin llamado La Crosse, a las orillas del Misisipi. A comienzos de los años 90, La Crosse y Dubna, ambas de unos 70.000 habitantes, se convirtieron en "ciudades hermanas" y se produjo un intercambio científico, educativo y cultural.

El doctor Vallejo viajó a Dubna y Gloria recuerda: "Walter vió las carencias y supo enseguida que no necesitaría mucho dinero para empezar con un centro en el que básicamente se educara a la gente sobre el control de la diabetes".

En los años siguientes el centro tuvo enorme desarrollo al punto que en una de sus visitas a Dubna el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, y el primer ministro ruso Mijail Gorbachev le dieron su espaldarazo. Gloria atesora esos recuerdos.

El centro se convirtió en el proyecto piloto para crear símiles en otras ciudades rusas y hoy, desde sus comienzos en una humilde morada, funciona en un edificio ámplio desde donde se instruye sobre los cuidados de la enfermedad.

Pregunté a Gloria ¿por qué el doctor Vallejo no volcó parte de esos sus esfuerzos en Bolivia?

Casi con bochorno me respondió: "Lo intentó varias veces, inclusive a nivel de la UMSS. Hasta envió dinero durante seis meses. Nunca se le hizo caso".

La vocación de servicio del doctor Vallejo se centró en Dubna, al que viajaba anualmente con su propio peculio. Desde Wisconsin enviaba cargamentos de insulina que, como donativos, recolectaba de las compañías farmaceúticas.

Su divisa era: "La manera más práctica de hacer algo por la gente es tratar a la gente", recuerda Gloria.

La primavera de 1995 Gloria advirtió que Walter bajó demacrado del avión en el que regresó desde Rusia. Lo internó en la Clínica de Mayo. El diagnóstico fue terrible: cáncer en el hígado. Su fructífera vida duró sólo seis semanas más.

El médico cochabambino murió, pero no ha sido olvidado. Por lo menos no en Rusia.

Por eso la sorpresa de la familia al recibir ahora la invitación para el homenaje que le rendirán en Dubna al cumplirse el décimo aniversario del Centro Diabético Walter J. Vallejo.





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