HACE UN AÑO SE FUE LORENZO CARRI

Por Hernán Maldonado

Hace un año, 25 de abril, se fue Lorenzo Carri, el amigo, el colega con el que nos conocimos hace 55 años, pero con el que cultivamos una íntima amistad solo en los últimos cuatro. Y no sé si lo soñé o imaginé, pero estos días he "leído" una carta suya. Dice así:

Querido Hernán:

Sabes bien que soy directo como un balazo y te lo digo de una buena vez. No me gustó nadita que me hayas incluido en tu libro: Tres grandes del periodismo boliviano…

¿Cómo es que se te ocurrió ponerme al lado de Julio Borelli, constructor del Coliseo, el escenario bajo techo más grande de La Paz, y del tata José Gramunt, el fundador de la Agencia de Noticias Fides, la segunda o tercera agencia de noticias nacional más grande de América Latina? ¡Cómo, Hernán!, ¿cómo?

Esos si son verdaderos grandes del periodismo boliviano, pero… ¿Yo? ¿éste tu servidor? Creo que exageraste mis méritos --que deben ser pocos--, solo porque eres mi amigo y me veías no con la mente, sino con el corazón.

Nuestra correspondencia no era para que me pusieras en un libro. No es que me arrepienta de nada de lo que está allí escrito, pero me imagino que mucha gente que allí aparece citada se habrá molestado. Eran apuntes al paso en una conversación con un amigo al que le contaba mis cuitas. Nunca tuve la idea de causar daño a nadie. Tú lo sabes mejor que nadie.

¡Menos mal! que no publicaste un montón de cosas que escribí y que eran solo para tus ojos. En esto sí que alabo tu honestidad. Veo que publicaste el libro no para hacerte "famoso" o rico porque, si revelabas todas las cosas que te confié, quizás ya estarías alistando una segunda edición como Raúl Peñaranda, el colega tan maliciosamente tratado estos días por el gobierno.

Hoy me fijo en el calendario y ¡vaya coincidencia! Hace un año uno de los últimos intercambios que sostuvimos fue en época de Semana Santa. Me acuerdo de tu visita a casa aquél abril. No pudimos darnos el último abrazo. Las cosas sucedieron muy rápidamente. Te vi en el cementerio lloroso despidiéndome. ¡También me fallaste! Te había pedido que no quería flores, oraciones ni discursos. Bueno, pero se dio y punto.

Veo también que sigues al Barcelona. Me acuerdo que te convertí en forofo azulgrana. Eso también terminó, pero queda el recuerdo de un gran equipo; de ese que nos reconcilió con el fútbol bien jugado por magos de la pelota como Xavi, Iniesta y Messi. Se acabó, como mucho antes también acabaron otros grandes equipos, Millonarios, Santos, Juventus, y pare de contar.

¡Ah! Y sigo tu lucha por la restauración de la democracia en Venezuela. Te reitero lo dicho en una de mis últimas comunicaciones. Maduro no es Chávez y tiene un pesado fardo que cargar cuesta arriba, dudo que pueda. Lo que deseo es que no haya más derramamiento de sangre y que lo que ocurre allí no te afecte mucho ni a los tuyos.

¿Viste que no estoy enojado contigo? No podría estarlo porque, como bien sabes, siempre he sido muy respetuoso de la opinión ajena y, contigo, la publicación de un libro, no va a hacer las cosas diferentes. El abrazo de siempre. Lorenzo

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