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Domingo 9 de septiembre del 2012
GONI Y LAS MENTIRAS DE SU EXTRADICION
Por
Hernán Maldonado
La negativa de Estados Unidos de enviar de vuelta a Bolivia al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada me recordó estos días al francés André Guidé: “Todas las cosas han sido ya dichas, pero como nadie escucha, hay que volver a empezar siempre”.
Y es que sólo los ingenuos podían seguir esperando que Washington accedería a los pedidos de la Corte Suprema de Justicia que el 2009, a los tropezones y obligada desde el Poder Ejecutivo, parió un exhorto suplicatorio al Departamento de Estado.
¿Se produjo alguna sentencia ejecutoriada contra Goni por los delitos que se le acusan? ¿Por qué no se lo juzgó en ausencia como ocurrió con el ex dictador Luis García Mesa? ¿Cuál la base jurídica para pedir la extradición?
Nada serio. Sólo fuegos artificiales para mantener el interés de aquellos empeñados en llevar a Goni a Chonchocoro.
Lo único trascendente fue la opinión del juez de Miami, Adalberto Guzmán, quien en abril del 2009 dictaminó que creía “viable” un eventual juicio contra Goni y su ex ministro de Gobierno, Carlos Sánchez Berzaín.
La demanda había sido planteada por la abogada Judith Brown Chomsky de un autodenominado Centro por los Derechos Constitucionales, dentro de la ley conocida como Estatuto contra la Tortura en el Extranjero (ATS por sus siglas en inglés).
La abogada, respaldada por organismos de izquierda, defendía a Eloy Rojas Mamani, Felicidad Rosa Huanca y Gonzalo Mamani Aguilar, quienes perdieron familiares en los luctuosos sucesos de octubre del 2003, que culminaron con la huida de Goni y Sánchez Berzaín a Estados Unidos.
Desde hace rato sostuve la tesis de que Estados Unidos no extraditará a Goni, porque para ello el gobierno de Evo Morales eligió atajos en lugar de caminos (¿por qué no se sumó a la demanda de Brown Chomsky, por ejemplo?).
Goni, desde muchos años antes de afincarse en Bolivia, gozaba de amistades poderosas en los círculos políticos estadounidenses. Cuando fue presidente, virtualmente tenía las puertas abiertas de la Casa Blanca.
El presidente Bill Clinton lo sentó a su lado durante todo el encuentro entre Alemania y Bolivia en la inauguración de la Copa Mundial EEUU-94.
¿Alguien podía pensar que un hombre así podría ser enviado de regreso a Bolivia para satisfacer más deseos de venganza política que de hacer justicia?
Además, los grandes medios de Estados Unidos informaron que Goni cumplió con su deber al aplastar una rebelión armada (¿o son mentiras las fotos y vídeos de revoltosos disparando contra Palacio de Gobierno?).
Por todo esto es que el gobierno mintió cuando en mayo del 2009 informó que el Subsecretario de Estado, Tomas Shanon, había prometido agilizar la extradición de Goni.
Las extradiciones desde Estados Unidos no son nada raro. En la última década los tribunales han fallado en una docena de casos ATS de masacradores argentinos, guatemaltecos y salvadoreños.
O sea que es una mentira falaz decir que Estados Unidos es “refugio de delincuentes”. ¿O hurgamos el porqué Sacha Llorenti está siendo enviado a ese “paraíso de la impunidad”?
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