Domingo 27 de abril del 2008
UN GOBIERNO "PREOCUPADO"
Por
Hernán Maldonado
El presidente Evo Morales sembró vientos y ahora que las tempestades tocan sus puertas clama por auxilio. Olvidándose de ser un recalcitrante defensor de la soberania nacional, entrega la solución de los graves problemas internos bolivianos a su "jefe", el petrodictador venezolano Hugo Chávez.
Morales, siguiendo el modelo chavista, dividió Bolivia entre pobres y ricos, entre mestizos e indios; opuso entre si a las regiones, busca crear autonomías indígenas, castiga a los empresarios privados, denigra a la Iglesia Católica, crea grupos de choque ilegales y emite decretos inconstitucionales, entre otros graves despropósitos.
El otrora campeón de los bloqueos camineros ahora se rasga las vestiduras y reprime similares protestas que se producen en todo Bolivia. Morales se opuso tenazmente a los "gastos reservados" que usufructuaban sus predecesores, pero ahora reparte dineros venezolanos a diestra y siniestra sin ninguna fiscalización en su afán de comprar conciencias.
Contra la opinión de todo el país aprobó a sangre y fuego, o en la clandestinidad, una nueva Constitución Política del Estado, violando las leyes de convocatoria de la Asamblea Constituyente; se apoderó groseramente de la presidencia de la Corte Nacional Electoral y con artimañas nauseabundas sus "levantamanos" del Congreso aprobaron leyes írritas.
Bolivia, en un referendo del 2005, abrió las puertas a las autonomías regionales en una pretensión de profundizar la descentralización político-administrativa del país. Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, principalmente, adelantaron sus iniciativas autonómicas. El plebiscito que se realizará el 4 de mayo en Santa Cruz será el primero.
A Morales se le mueve el piso político. Se opone ferozmente al proceso plebiscitario olvidando que en la nueva Carta Magna que aprobaron sus amigotes se proclama la futura autonomía, no de cuatro regiones, sino de 37 donde supuestamente están asentados núcleos originarios, algunos de los cuales sólo están integrados por 27 familias indígenas.
El "pobre indiecito", como lastimeramente se autocalifica, ha sembrado tanto odio y división que han caido en saco roto sus intentos de "diálogo" con la oposición regional. La Iglesia, que tradicionalmente ha sido la apagafuegos en las crisis bolivianas, y que según Morales debía "dedicarse sólo a rezar", fue llamada a servir de facilitadora, sin resultados por ahora.
Por esto Morales apeló a la comunidad internacional para que le saque las castañas del fuego. La cancillerias de Colombia, Argentina y Brasil fracasaron en su gestión, lo mismo que la OEA. El lunes pasado habló en el Foro de la ONU sobre temas indígenas. Lo aclamó la claque que pone Chávez a su disposición en el exterior, sin importar algunas sandeces que dijo estropeando el español.
Pero su viaje a Nueva York enmascaró la "cumbre extraordinaria" que le organizó Chávez en Caracas, donde atendiendo su "preocupación" por lo que ocurre en Bolivia, el "indio" (Chávez, dixit) recibió el espaldarazo del petrodictador ("Mi comandante", "Jefe", Morales dixit) quien pidió al Imperio (faltaba más) que "saque sus garras de Bolivia".
El afán de Chávez por auxiliar a Morales se produjo justamente el día en que en siete grandes ciudades venezolanas se produjeron masivas manifestaciones protestando por el encarecimiento de la vida, el deterioro de la educación, la ineficiencia hospitalaria y la inseguridad, causa de la muerte violenta de tres docenas de venezolanos cada fin de semana, todo lo cual, por supuesto, Chávez culpa al Imperio.
Al margen del apoyo chavista, Morales todavía cuenta con el respaldo ciego de ciertas ONG's rosas, de la prensa neoizquierdista y hasta de algunos desubicados periodistas, si hemos de atenernos a un despacho de The Associated Press del lunes, según el cual en Bolivia hay "un grupo de personas" que "está organizando un referendo para la independencia de la región de Santa Cruz para el 4 de mayo".
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