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REENCUENTRO CON EL GATO
Por
Hernán Maldonado
El ritual se repetia todos los mediodías. Entonces cotejábamos apuntes de
los reportajes hechos en la mañana, nos dividíamos las tareas y empezábamos a
teclear en un original y seis copias. No podíamos equivocarnos.
Y no podía haber borrones. Tenía que ser un producto terminado porque de allí
mismo saliámos al Lloyd Aéreo Boliviano o a la Flota Copacabana que cubría la
ruta La Paz-Oruro. Eran nuestros despachos diarios de ANF para los diarios La
Patria, El Deber, Los Tiempos, etc.
Allí empecé mi amistad con Juan Carlos Salazar, el Gato para sus amigos, con
quien me reencontré la semana pasada gracias a la magia del Internet y cuando
todavía pensaba en el artículo de Lupe Cajías sobre El Hombre Mil.
Juan Carlos, un viejo amigo y un triunfador, es actualmente el Editor-Jefe
del servicio en español de la agencia alemana de noticias DPA, de la que fue
su corresponsal por 32 años. Es la primera vez en medio siglo que el jefe de
ese servicio es alguien que no es alemán.
Juan Carlos, como muchos otros compatriotas, fue amenazado de muerte en 1970
cuando empezó la dictadura del general Hugo Bánzer y debió emigrar. Lo hizo
primero a Argentina, donde siguió con la DPA, pero luego del asesinato del
presidente Juan José Tórres, la agencia lo trasladó a México.
Cuando yo era corresponsal de la United Press International y viajaba a la
cobertura de eventos internacionales, siempre fue grato encontrarme con Juan
Carlos y rememorar los viejos tiempos. Lo hicimos en México, en La Habana, en
San Juan, en Madrid, en Caracas, en Los Angeles, etc. La última vez en la
Cumbre Presidencial de Miami.
Juan Carlos, junto con José Luis Alcazar de Presencia y Radio Fides (un poco
más abocado al proceso de la guerrilla en si), fue uno de los pocos
periodistas bolivianos que cubrió de principio a fin el juicio a Regis Debray
en Camiri. Todavía no sé cómo es que se multiplicaba para hacer despachos
para la DPA, la ANF y Radio Fides.
Eran épocas en las que los periodistas bolivianos tuvieron que competir con
monstruos del periodismo mundial y es grato recordar que se les ganó la
partida cuando de obtener primicias ("pepas") se trataba.
Jamás antes había llegado al país tal cantidad de periodistas extranjeros, la
mayoría de ellos de renombre, ansiosos de entrevistar a Debray o al Ché
Guevara. La batalla profesional fue intensa y entre los que la ganaron estuvo
el Gato.
Todavía recuerdo como tramamos la cobertura el día de la sentencia a Debray.
Juan Carlos sabia que al momento de leerse aquella, medio centenar de
periodistas se abalanzarían sobre los tres teletipos y cuatro teléfonos de
larga distancia disponibles en Camiri.
Aún no lo sé, pero Juan Carlos se las había arreglado para tener por
anticipado la información de que la sentencia sería condenatoria y por 30
años. Entonces preparé abundante material con los urgentes, los boletines y
un sólido lead para Radio Fides. El dia de los hechos Juan Carlos lo único
que tenía que hacer era confirmarme si su versión era positiva empleando sólo
dos palabras SI o NO. Fides volvió a ganar, como cuando la "pepa" sobre la
muerte del Ché.
En los años duros, Juan Carlos luchó por el restablecimiento de la democracia
en Bolivia. Trabajó arduamente al lado de Marcelo Quiroga Santa Cruz y su
amistad la demostró cabal cuando éste le pidió ayuda. El Gato dejó sus cosas
en México para acompañarlo en la campaña electoral del 80.
Pero más que político, el Gato fue, es y siempre será periodista.
Cuando recuerdo esos tiempos de la máquina de escribir, los papeles
carbónicos, la goma de pegar, la de borrar, los marcadores, los teletipos,
etc. pienso en la época del "periodismo heroico".
Todo eso es hoy cosa de museo...
Gracias a la tecnología el periodismo vive actualmente una nueva era y la
disfruto sólo en tanto y cuanto me reencuentro con El Hombre Mil.
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