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Domingo 3 de mayo del 2009
LOS COPIONES
Por
Hernán Maldonado
Por mucho tiempo Fidel Castro se proclamó demócrata, pero el régimen que encabezaba en Cuba hacía muy poco para justificarlo. Sus opositores le acusaron de comunista y entonces en las calles las masas alebrestadas coreaban a pulmón lleno: "Si Fidel es comunista, que me pongan en la lista".
Finalmente, a principios de los 60, el barbudo líder admitió ser "marxista-leninista" quitándose la careta. En la Venezuela actual, Hugo Chávez reclama para si el título de demócrata, aunque todas las medidas que aprueba son iguales a las que Castro tomó en su país, incluyendo el apaleamiento o la gasificación de sus opositores.
Venezuela vive momentos aciagos. Sólo se diferencia de la Cuba castrista en que todavía no funcionan los paredones de fusilamiento. La violación de los derechos humanos asume otras formas. Los opositores al petrodictador son obligados a exiliarse, otros están encarcelados, perseguidos o en la clandestinidad.
El copión de Castro en lo único que no lo ha imitado es en proclamarse "marxista-leninista", aunque día y noche recomienda (inclusive a la jerarquia católica) leer a Carlos Marx, para entender su "revolución bolivariana". Una incongruencia porque si Marx criticó a alguien ácidamente en su vida, fue precisamente a Simón Bolívar, el Padre de la Patria.
Quizás por eso el colega Andrés Oppenheimer, llama a Chávez el "narcisista-leninista". Otro copión es el boliviano Evo Morales que acaba de declarse marxista-leninista. Aparentemente muy pocos (menos los militares bolivianos para quienes el marxismo solía ser una mala palabra) le han llevado el apunte. Quizás concluyen en que Morales, que tiene ostensibles dificultades con la lectura, ni siquiera conoce por el forro los libros en que dejó plasmado su pensamiento el padre del socialismo científico.
Morales imita al pie de la letra lo que hace Chávez: Asamblea Constituyente en Venezuela, también en Bolivia. Otras copias: Prórroga de mandato presidencial, intento de copamiento del poder judicial, aliento permanente de la pugna política, incluyendo la cuestión racial y la soterrada atomización nacional a través de las naciones originarias.
Acoso a la prensa independiente. Ruedas de prensa presidenciales sólo para la prensa internacional, neutralización del Poder Legislativo, captura del Poder Electoral, el ahogamiento económico de las regiones no gobernandas por el oficialismo. Un patrón único en el comportamiento anti estadounidense, incluyendo la expulsión de embajadores y la cantaleta permanente de intentos de magnicidio.
Un alineamiento con enemigos de la democracia como Irán, Corea del Norte y Zimbabwe. Un insólito acercamiento a Rusia y China. Una hemorragia de medios comunitarios y la adquisición o neutralización económica de medios de comunicación independientes. Unas políticas de apabullamiento de los opositores políticos. Si en Venezuela el estado del Zulia, es la piedra en el zapato de Chávez, en Bolivia lo es de Morales el indomable departamento de Chuquisaca.
En los dos países las compañias petroleras rumian sus fracasos, al extremo de que importan ahora gasolina, en medio de una nauseabunda corrupción. Impera la dádiva y el cohecho a través de las misiones o los bonos dentro de una nefasta política de "pan para hoy, hambre de mañana".
La lista es interminable de cómo Morales copia o hace todo lo que le ordena Chávez. Lo más reciente es la decisión de copiar también un nuevo modelo de uniforme para las fuerzas armadas bolivianas. Chávez decidió vestir a sus uniformados igual que a los cubanos. El "narcisista-leninista" se copió el uniforme de comandante en jefe de Castro. Quizás sea en lo único que Morales no los imite. Amanecerá y veremos.
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