EN LOS 90 AÑOS DE FIDEL

Por Hernán Maldonado

¿Te sacaste una foto con Fidel? La pregunta me la repetían los colegas que cubrían los XIV Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe aquél agosto de 1982, en La Habana, a los que acudí desde Caracas, como miembro del equipo periodístico de la United Press International. Ni se me había ocurrido.

Como en los años por venir se hablará del barbudo líder, como hoy se recuerda más mal que bien a Nerón, Hitler, Stalin, Khadafy, Sadam Hussein, etc. quizás esa foto serviría para que mis nietos mostraran que su abuelo se sacó alguna vez una foto con Fidel.

En esos tiempos no había cámaras digitales, Ipods, tablets ni Iphones. Estuve a un par de metros de Castro el día de la inauguración en el estadio olímpico y un poco antes en una recepción en el Palacio de la Revolución a los periodistas asistentes a los Juegos, los segundos en Cuba desde 1930.

En el estadio hubiera sido imposible por el cordón de seguridad. En la recepción parecía que el que más o el que menos se creía con el derecho a tomarse una foto con él. Los más entusiastas eran los periodistas y dirigentes puertorriqueños, paradójicamente los mismos que semanas atrás despotricaban contra Castro.

Ocurrió que Mayagüez debía ser la sede de los Juegos pero el gobernador Carlos Romero Barceló se enfrascó en una dilatada controversia político-deportiva con miembros del Comité Olímpico Puertorriqueño, cuyo presidente Germán Rieckehoff Sampayo, favoreció que Cuba le "robara" la sede a Mayagüez.

A 23 años de la Revolución Cubana, era tangible comprobar las carencias de la población. Todo estaba muy bien organizado, hasta la represión, si se diera el caso. Recuerdo que con el actual director de Radio Fides, RP Eduardo Pérez Iribarne, nos citamos para acudir un domingo a la misa.

Êramos 10 personas, 3 eran policías de civil, en la última fila. Nunca participaron de la misa. ¿Cómo lo supimos? Permanecieron todo el tiempo sentados. Tras la liturgia de la Palabra se desmayó un anciano que estaba entre dos ancianas. Eduardo y yo acudimos a socorrerlo. Los policías permanecieron indiferentes.

El casco de La Habana vieja se caía a pedazos (hoy está peor, según recientes documentales). Las bodegas parecían abastecidas, pero era pura ilusión. Las latas de leche de marcas conocidas estaban por decenas en los estantes, pero vacías. También las botellas. Colas interminables para tomar el autobús y para comprar los famosos helados Copelia.

Años después escuché cientos de testimonios de cubanos que se asilaron en Estados Unidos. Los horrores que sufrieron son inenarrables. Y sigue ocurriendo, porque en el primer semestre del 2016, alrededor de 30.000 cubanos escaparon a tierras de libertad. No me lo contaron. Lo vi. Cuba es un inmenso campo de concentración.

En mis 60 años en el periodismo, jamás he aceptado medallas, diplomas, condecoraciones, por tanto no me produjo frío ni calor el saber que Fidel Castro alabó mi imparcialidad en una nota que escribí para la agencia alemana dpa el 2004, como su corresponsal en Miami.

¡Felicitaciones!, Fidel te felicitó por la nota de ayer, decía el mensaje de Juan Carlos Salazar, actual director de un diario boliviano, quien por 11 años fue el jefe del servicio latinoamericano de dpa, desde su sede en Madrid. Le agradecí el dato, --que lo recibió del corresponsal en Cuba, Victorino Copa-- pero al día de hoy ni me acuerdo qué es lo que escribí.

El sábado 13 Fidel cumplió 90 años y recibió elogios y maldiciones. Evo Morales dijo que Castro "con su fuerza y perseverancia derrotó la dominación extranjera". El líder cocalero olvida que la Unión Soviética no fue derrotada, sino que se pulverizó solita.

El presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, destacó que "en las luchas por la justicia, libertad, democracia, bienestar y prosperidad de nuestros pueblos contamos con el ejemplo de Fidel y su pueblo", justamente esos derechos humanos que extirpó de Cuba desde hace 57 años. ¿O no?