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LAS DEUDAS POR COBRARPor
Hernán Maldonado
La Corte Suprema de Justicia, la última instancia judicial del país, falló
que la Distribuidora Fernández debe pagar al Estado las friolera de 9.9
millones de dólares por evasión tributaria.
Loayza estaba eufórico porque ese dinero es lo que más necesita Bolivia
justamente en momentos en que no hay ni para pagar sueldos de la
administración pública. Pero aquí está el naúfrago que, en medio de tanta
agua, no puede probar ni un sorbito.
"Que se imponga el Derecho", exigió este lunes en un editorial el diario Los
Tiempos al sintetizar el sentir de la ciudadanía. Al final de cuentas lo que
el Estado reclama a los Fernández es que devuelvan el dinero que los
consumidores pagaron de impuestos. O sea que ni siquiera es la plata de los
potentados cerveceros cruceños.
El juicio comenzó hace una década, pero con las chicanerías habituales
interpuestas por los demandados se fue dilatando en el tiempo mientras
proporcionalmente crecía la deuda por concepto de intereses devengados. Por
eso la cuenta inicial que no llegaba a un millón de dólares asciende
actualmente a casi 10.
El problema tiene características éticas, jurídicas y políticas y es de tanta
importancia que pareciera que los únicos que no lo ven así son los de la
familia cervecera, si uno se atiene a las declaraciones cantinflescas que
formuló este lunes al diario El Nuevo Día, Johnny Fernández, alcalde de Santa
Cruz , jefe máximo de Unión Cívica Solidaridad (UCS) y principal dueño de la
Cervecería Nacional, junto con sus hermanos.
Ahora los abogados de los Fernández arguyen que sólo pagarán 700,000 dólares
apoyándose en una disposición del Código de Comercio, que a los efectos
jurídicos inmediatos nada tiene que ver luego que hay un fallo de la Suprema
por un monto preciso y por el delito concreto de defraudación tributaria.
El SI de Santa Cruz, según su director Victor Hugo Justiniano, empezará a
hacer cumplir la ley procediendo a la anotación preventiva de los bienes de
lo que era la Distribuidora Fernández, para su ulterior embargo. Justiniano,
candorosamente, declaró que ignora cuáles son esos bienes. E hizo bien,
porque ya ni siquiera existen. La distribuidora fue liquidada en 1995. O sea
que los Fernández podrían pagar el Día de San Blando...
Cuando murió el zar de la cerveza, Max Fernández, sus herederos accedieron a
su patrimonio y se supone que lo hicieron para las duras y las maduras. La
prueba está en que sus abogados continuaron durante todos estos años
respondiendo al juicio por defraudación de impuestos.
Todo esto en el plano jurídico. Aquí no hay dónde perderse. Debe cumplirse el
fallo de la Suprema y punto.
Otra cosa es que políticamente los Fernández le están dando vueltas y más
vueltas al caso aprovechándose del factor UCS. En el gobierno anterior cuando
se les quiso cobrar coactivamente amenazaron con dejar la coalición
oficialista en momentos en que el movimientismo necesitaba a sus levantamanos
para aprobar en el Congreso las leyes de capitalización.
Ahora también creen tener el sartén por el mango. Si Loayza se empeña en
cobrar la deuda, lo más probable es que el gobierno pierda su escasa mayoría
en el parlamento. Un terrible dilema para el general Bánzer: o hace cumplir
la ley o pierde otra vez el país, como ocurrió en la gestión movimientista.
También está el aspecto ético. Sin ninguna excepción el país entero debía
apuntalar el fallo de la Suprema, pero ocurrre que ciertos medios prefieren
que el asunto pase por debajo de la mesa porque para ellos pareciera ser más
importante no perder pautas publicitarias.
Si esta vez el Estado no cobra lo suyo, será un pésimo mensaje al resto del
empresariado nacional. Y se lo han hecho saber. El rey del cemento Samuel
Doria Medina acaba de pagar una deuda al Estado de 1.500.000 dólares que
tenía la fábrica de Sucre, que la adquirió hace poco, porque ciertamente
cuando se toman las riendas de una empresa se manejan no sólo los activos,
sino también a los pasivos.
¿Y si el Estado no es capaz de hacerles pagar a los Fernández, habrá otra
forma?
Yo creo que sí. ¿Qué tal si el país decide no comprarles ni una cerveza más
hasta que los 9.9 millones de dólares entren al Tesoro General de la Nación?
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