Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 14 de diciembre del 2003


CHAVEZ Y LA SALIDA AL MAR

Por Hernán Maldonado

El ex ministro banzerista Manfredo Kempff culpa al actual gobierno de otorgar sólo agradecimientos "tibios" al presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, por los ofrecimientos de éste de presentar en cuanto foro internacional asista la reivindicación marítima boliviana.

Kempff obviamente parece añorar los tiempos del general Hugo Bánzer cuando sólo para consumo interno se agitaba la causa boliviana, sin que en el tema hayamos avanzado ni un metro, aunque él si consiguió los votos suficientes para encumbrarse como presidente demócrata.

Parece que el ex ministro de Información hubiera olvidado que la vocingleria banzerista en el tema fue más bien contraproducente a nivel internacional. En Chile todavía no se olvida que cuando llegó Bánzer, un bufón desvió la atención central de su discurso al burlarse de su edecán naval como si se tratase de "un heladero".

La cancillería boliviana, a mi modo de ver, sin aspavientos, ha tomado la verdadera medida de las cosas y sin que falte ni sobre palabra ha agradecido no sólo a Chávez, sino al secretario general de la ONU, Kofi Annan, y al presidente brasileño Inacio Lula da Silva.

Como recordarán, Chávez a su llegada a la Cumbre Iberoamericana en Santa Cruz, hizo suya la imperecedera causa boliviana y hasta demagógicamente, muy a su estilo, dijo que soñaba con bañarse en un mar boliviano.

Esas declaraciones causaron roncha en Chile, al punto que las relaciones entre los dos países están virtualmente rotas.

Pero ¿qué hay en el fondo de todo esto? Primero que nada habrá que decir que es casi usual que los anfitriones de una Cumbre oigan lo que quieren oir en ocasiones como éstas. A veces las lisonjas son hasta exageradas desde el punto de vista diplomático.

Otra cosa es que sepamos aprovechar de esos entusiasmos para conseguir algo concreto, como ocurrió en 1979 cuando la OEA reunida en La Paz "multilarizó" el problema marítimo boliviano al decir que su solución interesaba a la paz en el hemisferio.

Ahora el señor Chávez ha "bilateralizado" el asunto otra vez porque Perú, Uruguay, Brasil, Argentina, Costa Rica y Estados Unidos al referirse al entuerto chileno-venezolano dan como su origen el problema de la mediterraneidad boliviana que, según esos países, debe ser resuelto directamente entra chilenos y bolivianos. Se olvidaron de la resolución de La Paz.

Es decir que Chávez nos encajonó otra vez a unas negociaciones que, según Chile, no tienen porqué darse dado que el Tratado de 1904 ha establecido los límites definitivos entre ambos países.

Esto aparentemente lo ha visto con claridad la cancilleria boliviana y de ahí los "tísicos" agradecimientos a los que critica Kempff.

Pero es que también está el hecho de que Chávez tiene en estos momentos poca credibilidad en el concierto internacional. Ha sido vetado para visitar la Casa Blanca, el presidente uruguayo se ha negado a recibirlo. Se ha distanciado de Lula a raíz de sus apoyos a los Movimientos sin Tierra y cuando visitó Argentina se metió a "montonero".

Por haber amparado bajo su gobierno y haberle brindado refugio al inefable Montesinos, Perú no lo tiene entre sus amigos. Ecuador se le ha distanciado por su apoyo subversivo al movimiento Pachakutic y Colombia, pues simplemente no le tolera su indisimulado apoyo a las FARC.

El "campeón de la hermandad latinoamericana" ha hecho gemir a República Dominicana con un injusto y abusivo embargo petrolero.

Y con Chile, Chávez le tenía entre ceja y ceja a Ricardo Lagos desde la Cumbre del Cusco cuando el venezolano fue puesto dos veces en ridículo por el presidente socialista chileno, al punto que el comandante abandonó disgustado una de las reuniones plenarias.

Todos estos hechos parecen haber sido sopesados por nuestra cancillería para mostrar la cautela con la que ha recibido las declaraciones del líder bolivariano venezolano.

Es posible también que la cancillería boliviana, que por primera vez en muchos años está en manos de diplomáticos profesionales, haya leído detenidamente la prensa venezolana que abrumadoramente ha inscrito lo dicho por su locuaz presidente en el capítulo de las metidas de pata que lo caracterizan.

Claro que Bolivia va a recuperar su mar, pero para ello necesitamos obrar con firmeza, capacidad y prudencia. El vocinglerio patriotero no nos ha conducido a ninguna parte y mucho menos en el quinquenio pasado cuando fue esgrimido como eje central de la política gubernamental pero sólo para conseguir algunos votos o vender unos periódicos más.





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