En su más reciente viaje a Bolivia, el teniente coronel Hugo Chavez desde los micrófonos instalados en el aeropuerto de Cochabamba gritó a la Guardia de Honor: "Patria o muerte" y el silencio fue la respuesta. El dictador repitió la consigna por si los soldados no le hubieran escuchado. Nada de nada.
Apenas habían pasado algunos días desde que en Bolivia se decretó la obligatoriedad a la tropa de responder "¡Venceremos!" cada vez que escuchara el viejo slogan que popularizó Fidel Castro. Los militares lo estrenaron el 23 de marzo en La Paz, pero el mismo día en varias guarniciones, entre ellas la de Cochabamba, nadie se dio por enterado.
El vídeo de lo ocurrido en Cochabamba dio la vuelta al mundo y nunca se supo si hubo alguna llamada de atención, si es que el gobierno de Evo Morales consideraba una descortesía con el visitante, o (lo más improbable) de felicitación porque los Colorados de Bolivia no obedecieron la voz de mando de un militar extranjero.
Tampoco se sabe si en Venezuela en el comando situacional que sigue, monitorea, financia e instruye al gobierno de Evo Morales se analizó lo ocurrido y si se sacaron conclusiones. Sin embargo quizás Chávez se dio cuenta que sus petrodólares pueden comprar muchas conciencias, pero no todas.
Para los observadores quedó patentizado que no siempre el dedo de Chávez marca la pauta de lo que debe hacerse o no. Por primera vez hubo alguien en Bolivia que le llevó la contraria. El petrodictador tiene que haber masticado su ira. No obstante quizás halla consuelo en que Morales hace todo lo que él recomienda o repite lo que ya ha hecho en Venezuela.
Estos días lo estamos viendo con el defenestramiento del alcalde de Sucre elegido por voluntad popular y destituido por un concejo municipal de mayoria oficialista. El leguleyismo que se maneja en el caso es nauseabundo. El ex rector Jaime Barrón no se merece ese trato y menos la institucionalidad democrática.
Lo mismo ocurrió en Venezuela. El dirigente opositor Antonio Ledezma fue elegido hace un año Alcalde Mayor de Caracas con casi 800.000 votos, pero Chávez desconoció su triunfo nombrando a Jaqueline Farías como super alcaldesa, cargo que no figura en la Carta Magna. Ledezma fue despojado de toda la infraestructura edilicia, incluyendo presupuesto, oficinas, vehículos y servicios.
Lo que ocurre en Sucre, y no es secreto para nadie, va a extenderse a otros municipios y por eso es que un amigo me dice con angustia que los opositores en Bolivia no leen ni los periódicos, porque si lo hicieran sabrían que lo que pasa en Venezuela, se repetirá en Bolivia. Una lástima.