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Domingo 4 de enero del 2004
ABRAMOS PASO AL OPTIMISMO
Por
Hernán Maldonado
Tenemos el gobierno más débil políticamente de toda nuestra reciente vida republicana y paradójicamente su titular goza del 80 por ciento de las simpatías populares, según encuesta en el eje central.
Como periodista y orientador nacional Carlos D. Mesa gozaba ya de un 70 por ciento de aceptación popular y es interesante el que haya sumado otro 10 por ciento en menos de tres meses como presidente.
La subida en popularidad es común a nuevos gobernantes, pero en el caso de Mesa llama la atención porque no ha decretado ninguna medida excepcional y se da sólo por percepciones de que anda en el camino correcto.
Le critiqué algunas cosillas con tufo demagógico, como esa de querer congraciarse con la izquierda alborotera "nacional-asambleista" en los días siguientes al "octubre rojo", pero ahora se ha puesto en plano de estadista.
Pequeñas cosas han contribuido al aumento de su popularidad. El cumplir religiosamente sus horarios de trabajo, no hablar en demasia, no divorciarse del pueblo y ni siquiera faltar al almuerzo familiar en su viejo domicilio.
Como periodista, al criticar a los políticos que desde el llano decían una cosa y hacían otra en funcion de gobierno, Mesa solía repetir la frase: "Y es que otra cosa es con guitarra".
Consciente también de que "la crítica es fácil, el arte difícil", ahora Mesa está con la guitarra en las manos. Y ya nos lo ha dicho: el poder (en este caso la guitarra) no es un afrodisiaco para él.
Así que deberán pensar bien sus propuestas y orientar mejor sus movilizaciones aquellos que creen que el "octubre rojo" se quedó inconcluso e incitan a cerrar el Parlamento, a acabar con los partidos políticos, etc.
A la Central Obrera Regional del El Alto, que es una de las que piensa en el inconcluso "octubre rojo", quizás le convenga recordar la anécdota de los tablas del barril.
Ocurre que las tablas de un inmenso tonel de vino, cansadas de la opresión en la que vivían, se reunieron un día decididas a liberarse de los cinchos que las sujetaban. Resolvieron pujar juntas hacia los costados hasta reventar los círculos de hierro.
Tras supremo esfuerzo, el tonel reventó, pero las tablas no fueron las primeras en liberarse, fue el vino.
Los retos que enfrenta el país son inmensos, políticos, económicos y sociales. Sólo un enorme desprendimiento de todos los bolivianos hará que quizás el 2005 miremos con un poco más de optimismo el futuro.
Si los partidos politicos, los empresarios, el sindicalismo, no tienen una lectura correcta de la situación en la que nos encontramos habra que temer lo peor.
Mesa, como profundo conocedor de la historia del país, sabe que el 80 por ciento de su popularidad es como un quintal de agua en una bolsa de papel.
En el ambiente hay poco optimismo para el 2004 porque Mesa se inscribe entre los que no son vendedores de ilusiones. Quizás mejor así. Las decepciones podrían ser menores dentro de un año. Y en caso contrario, habrá buenos motivos para sonreir de cara al porvenir.
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