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Viernes 8 de abril del 2011
BOLIVIA SIN LIDERES OPOSITORES
Por
Hernán Maldonado
Una de las lecciones chavistas que mejor aprendió el actual gobierno de Bolivia es destruir a la oposición y apoderarse de todo el aparato estatal de manera que si hoy se realizaran elecciones, Evo Morales sería reelegido, pese a su innegable pérdida de popularidad.
Los problemas políticos del régimen son a nivel interno. El vicepresidente Alvaro García Linera, quien en los hechos es el que gobierna, es adversado por los evistas duros ansiosos de no perder protagonismo y de imponer sus tesis indigenistas ordodoxas.
Unos y otros muestran una colosal incompetencia para manejar el Estado. Todo lo sepulta el aparato propagandístico. Hasta en la peliaguda cuestión marítima el fracaso del régimen se lo oculta presentando a Morales como el "hombre que habla fuerte a los chilenos".
En los últimos días de diciembre, Morales estuvo tambaleante. Los que lo llevaron al poder con sus votos salieron furiosos a las calles. La ira se acabó cuando el asustado presidente derogó verbalmente el decreto que incrementaba los precios de los combustibles.
El rotundo revés fue paliado por la profusa propaganda oficial: "El pueblo manda. Evo cumple". En alguna gigantografía alguien alteró el mensaje: "El pueblo habla. Evo tiembla". A pesar de la derogación los precios del transporte y los alimentos subieron y siguen subiendo. El malestar está latente.
El tema está pendiente porque ciertamente Bolivia no puede seguir subsidiando el precio del barril de petróleo en 27 dólares cuando en el mercado internacional anda por los 120.
Si las elecciones fueran hoy volvería a ganar Morales, aunque no por el abrumador margen del 64 por ciento. ¿Cómo puede ser ésto, si después del "gasolinazo" hasta los cocaleros de Ivirgarzama le dieron la espalda?
Hay muchas razones, incluso sociológicas ("es como nosotros"), pero la principal es que los petrodólares siguen fluyendo generosamente para pequeñas obras que parecen grandiosas. Se abre una toma de agua y se afirma que Evo inauguró un sistema de agua potable o se le pone gramado sintético a una cancha y la TV oficial la presenta como un moderno estadio.
Apenas comenzó Morales a gobernar, el petrodictador Hugo Chavez le obsequió a Morales 30 millones de dólares. ¿Cuánto llegó después? Nadie lo sabe porque esos regalos no pasan por los organismos de control (Luz verde para la corrupción). Cínicamente el régimen se ufana de haber "eliminado los gastos reservados".
Como en Venezuela, desde el principio los partidos políticos fueron satanizados y sus líderes perseguidos, confinados o encarcelados. Dueño del Poder Judicial, Morales enjuicia o amenaza enjuiciar a todos. Dirigentes que podían hacerle sombra a su gobierno se exiliaron como Mario Cossio y Manfred Reyes Villa. Otro, Leopoldo Fernández, está encarcelado. Sobre cuatro ex presidentes pende la Espada de Damocles. La misma medicina se le está por aplicar al ex candidato presidencial, el empresario Samuel Doria Medina, o su ex aliado Juan del Granado.
La táctica pareciera ser dejar al elector sin otra opción que arrimarse al carro oficial o abstenerse. Los líderes políticos, por su parte, o están muy asustados o apuestan a que en Bolivia puede pasar cualquier cosa. Recuerdan el "gasolinazo" cuando Morales parecia a punto de seguir el destino de otros presidentes que en cuestión de días pasan del baño de multitudes a la orfandad del destierro o el frio de una caja mortuoria.
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