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Jueves 20 de junio del 2013


FALSAS EXPECTATIVAS

Por Hernán Maldonado

Los anuncios oficiales parecen tan convincentes que un lector desprevenido, y en Bolivia parece que hay muchos, apostaría a que la Corte Internacional de Justicia en lo que canta un gallo fallará a favor de Bolivia y le obligará a Chile devolverle su salida al mar.

El optimismo es de tal tamaño que hasta un hecho tan nimio como el que la CIJ haya dado paso a la fase de alegatos desató la euforia del presidente Evo Morales quien orondo declaró que era un “día de regocijo” nacional.

Las cosas no son como las que nos quiere hacer creer el oficialismo. Ante todo hay que establecer que la CIJ no ha sido llamada a pronunciarse sobre el centenario e injusto enclaustramiento boliviano.

Lo que Bolivia está demandando a la CIJ es que “se pronuncie y declare que: “a) Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el propósito de llegar a un acuerdo que conceda a Bolivia un acceso totalmente soberano al océano Pacífico”, dado que, “b) Chile ha vulnerado dicha obligación”.

La demanda, en el inciso c) sostiene que “Chile debe realizar dicha obligación de buena fe, prontamente, formalmente, dentro de un tiempo razonable y efectivamente, de conceder a Bolivia un acceso totalmente soberano al océano Pacífico”.

En esas 294 palabras (Me pregunto si en su redacción participó el ex presidente Eduardo Rodríguez Veltzé, ex titular de la Corte Suprema de Justicia) está la “sustancia” de la demanda.

Chile tercamente sostiene que no tiene ningún asunto limítrofe pendiente con Bolivia y obviamente desafiará a que la CIJ le demuestre que tiene el poder de obligarle a negociar una salida soberana al mar para Bolivia.

La Organización de los Estados Americanos en su Asamblea de 1979 en La Paz, en lo que fue un estupendo triunfo diplomático boliviano, declaró que la demanda marítima era un tema de “interés hemisférico” por lo que se pronunció por una “solución equitativa” para que Bolivia tuviera “un acceso soberano y útil” al mar.

Obnubilado por su demanda ante la CIJ, el gobierno de Morales por primera vez desde 1979 no incluyó este año en la agenda de la OEA su reclamo que anualmente exigía a los dos países que informaran qué avances habían hecho en la búsqueda de esa “solución equitativa” para el viejo problema de “interés hemisférico”. Un feo autogol diplomático.

En el actual diferendo limítrofe entre Perú y Chile por la delimitación de un área marítima, la CIJ se ha tomado más de 6 años desde que empezó a conocer del asunto y es probable que antes de que finalice este año dicte su fallo. Líderes de los dos países se comprometieron a respetarlo.

Ese no es el ánimo de Chile en su problema con Bolivia. La CIJ en el mejor de los casos demorará al menos una década en pronunciarse. El plazo para la presentación de las memorias culminará en febrero del 2015. Chile ya anunció que planteará “excepciones de competencia”.

Inclusive en el caso optimista de que la CIJ acceda a la demanda de Bolivia y “obligue” a negociar a Chile… ¿no fue casi lo mismo que hizo la OEA hace 34 años? Y ¿Chile obedecerá? ¿Cuándo? Hace un año la CIJ falló en el diferendo limítrofe entre Colombia y Nicaragua. Los colombianos ¿lo obedecen? Amanecerá y veremos.