Bolivia y la cita de cancilleres de la OEA




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Viernes 1 junio 2012


BOLIVIA Y LA CITA DE CANCILLERES DE LA OEA

Por Hernán Maldonado

Los cancilleres de la Organización de los Estados Americanos se reunirán por segunda vez en Bolivia desde 1979 y quizás muchos se lamentarán de haberse perdido la "gran entrada gran" del Gran Poder, porque la cita no será en La Paz, sino en Cochabamba.

También se perderán ver colgados del cuello a líderes opositores porque el gobernador de La Paz, César Cocarico, se disculpó de haber llamado a las huestes oficialistas a cometer semejantes crímenes para salvaguardar al régimen "democrático" del presidente Evo Morales.

La amenaza no es nada original. Hace un par de años los "ponchos rojos", para estupor mundial, colgaron a unos perros en el altiplano boliviano advirtiendo que igual suerte correrán los enemigos del régimen.

Tratando de lavarse la cara (o las manos) el gobierno decomisó toneladas de drogas y cerró 158 fábricas de cocaína en Santa Cruz en megaoperativos destinados a demostrar a los vecinos que Bolivia está en campaña contra el narcotráfico.

Desde que Morales subió al poder hace 6 años, los gobiernos de Chile, Argentina, Brasil y Paraguay, principalmente, han echado el grito al cielo por el incremento del flagelo al punto de haber virtualmente cerrado sus fronteras.

El megaoperativo tiene, pues, el objetivo de aplacar el mal humor en esos países y la probabilidad no lejana de que se apruebe una resolución exigiendo a Bolivia poner mano de hierro contra el narcotráfico.

Eso sería catastrófico para Morales, presidente de las 6 organizaciones más poderosas de los productores de coca en el Chapare, la materia prima de la cocaína.

Ingenuamente la cancillería boliviana espera que se produzca una resolución como la de 1979 cuando se aprobó que el asunto de la mediterraneidad de Bolivia era una preocupación hemisférica.

Para llegar a esa declaración el presidente de entonces, Walter Guevara Arze, cabildeó incansablemente durante meses ante cancillerías y habló personalmente con sus colegas del hemisferio. Guevara, además de poseer una mente lógica extraordinaria, era un experto de primer nivel en la causa marítima boliviana.

Ahora el actual régimen a la vista del fracaso de su "diplomacia de los pueblos" cree que las cosas bajaran del cielo y por eso el canciller David Choquehuanca confía en que dará resultado el planteamiento boliviano de volver al mar apelando al "fervor y la firmeza patrióticas".

Choquehuanca, que deshecha los libros y se enorgullece de haber aprendido leyendo las arrugas de su abuelo", se empeña en ignorar la firme posición chilena de que el asunto es de carácter bilateral y, como dice su canciller Alfredo Moreno, "todo está escrito en el Tratado de 1904".

Eso mismo ha repetido el presidente Sebastián Piñera. El secretario general de la OEA, ha dicho lo mismo y hasta con burlas, cuando era canciller y ministro del Interior de su país. Ahora José Miguel Insulza, al llegar a Cochabamba, ha asumido la posición de Pilatos.

¿Entonces que puede esperar la diplomacia boliviana? Nada sustancial. Quizás un saludo a la bandera, como una exhortación a los dos países a seguir negociando, algo invariable desde 1979.

El tema principal será el buscar en la región "la seguridad alimentaria con soberanía". Ojalá que a la delegación boliviana no se le ocurra mencionar la exhortación de Morales a no consumir pollo, porque causa homosexualidad, o afirmar que la papa causa la calvicie. Amanecerá y veremos.