Domingo 8 de mayo del 2005
EL "BOBITO" DE LA OEA
Por
Hernán Maldonado
Cuando el chileno José Miguel Insulza fue elegido como nuevo secretario general de la OEA, el líder cubano Fidel Castro y Hugo Chávez "chocaron los cinco" públicamente en La Habana, donde se encontraba de visita el presidente venezolano.
Por primera vez en la historia del organismo regional asumía el cargo un socialista y nadie como Chávez hizo tanto por apoyar a Insulza y "amarrar" a favor de éste los votos de los minipaíses caribeños, la mayoría de los cuales depende del petróleo venezolano.
Chávez, además, obró como la punta de lanza de los gobiernos izquierdistas de Brasil, Argentina, Uruguay y por supuesto de Chile, cuyo presidente Ricardo Lagos visitó Caracas el 21 de abril, so pretexto de firmar acuerdos bilaterales, pero fundamentalmente para agradecerle personalmente por su espaldarazo a Insulza.
Lagos dejó atrás el resentimiento contra Chávez por lo ocurrido en la reunión de 1992 en Cusco, Perú, y se olvidó que estuvo a punto de romper relaciones diplomáticas con Chávez por haber dicho éste en una visita a Bolivia que le "gustaría bañarse en una playa boliviana", echándole sal a esa vieja herida de la Guerra del Pacífico.
Para entonces aparecía claro que el "Imperio", como llaman Castro y Chávez a Estados Unidos, no impondría su candidato, algo que ocurriría por primera vez desde la creación de la OEA.
El candidato de Washington era el ex presidente salvadoreño Francisco Flores. Chávez hubiera dado su vida por impedir su elección. Flores fue uno de los mandatarios que se alegró prematuramente cuando Chávez fue derrocado brevemente el 11 de abril del 2002.
Flores no logró aglutinar tras suyo ni siquiera una decena de votos por lo que a principios de abril retiró su candidatura. Washington se cuadro detrás del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez. Cuando se produjo la votación el 11 de abril, por cinco veces igualaron 17-17. La OEA postergó la definición al 2 de mayo.
Mientras se especulaba que el hemisferio buscaría un tercer candidato capaz de contentar a moros y cristianos, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice realizó una rápida gira por Brasil, Chile, Colombia y El Salvador, pero ya al partir de Washington llevaba el as ganador en la manga.
Si vamos a hacer caso de la mayor parte de análisis escritos en el continente, lo que ocurrió fue que Rice le aseguró a Brasil que apoyando a Insulza, EEUU le ratificaría al gigante sudamericano su papel rector en el continente.
Itamarati promovió desde el comienzo la candidatura del chileno. El mensaje era claro. Estados Unidos apoyaria al candidato de Brasil, no de Chávez. En Brasilia se cuadró la elección de Insulza.
Rice enseguida fue a Chile y supuestamente le hizo creer a Derbez (allí había una reunión de cancilleres en la que si hubiera asistido el boliviano se habría enterado por donde andaban los tiros) que se buscaría un candidato de consenso y que para que prosperara la idea debía renunciar junto con Insulza.
Derbez lo hizo, pero no el chileno. Por eso México furioso voto en blanco en la reunión del 2 de mayo. Rice apostó fuerte y le salió. Castro y Chávez estaban felices porque se elegiría a uno de los "suyos", sin saber que el socialista chileno tiene otra agenda fundada en sólidos principios democráticos, algo de lo que no pueden ufanarse los dos líderes caribeños.
Insulza lo demostró como un tenaz opositor del dictador Augusto Pinochet quien lo exilió largos años en México. Paradójicamente, en función de canciller, Insulza fue quien arrebató de las manos del juez Baltasar Garzón a Pinochet, bajo el argumento de que el ex dictador debía ser juzgado en Chile y no por ingleses o españoles, por graves violaciones a los derechos humanos.
Una prueba de lo que piensa lo dijo Insulza apenas elegido: "Gobiernos electos que no gobiernen democráticamente, deberán dar cuenta de ello ante la OEA". Por si fuera poco dijo que promoverá la democracia en todos los países del continente, "incluida Cuba".
Fue la gota que rebasó el vaso. Castro dijo que "se le fue la mano al caballerito" y de paso lo calificó de "bobito" al reiterar que la OEA es una "institucion corrupta, putrefacta y maloliente".
"El muy bobito se ha creido que tiene el derecho de meterse aquí", dijo Castro. Insulza le respondió parco: "Mi trabajo es en base del diólogo, pero no este tipo de diálogo".
Recientemente el gobierno de Chávez se ha proclamado "socialista del siglo XXI" y su cuasi silencio desde la elección de Insulza hace pensar en que quizás está todavía por desentrañar cuál es el socialismo de Insulza o el de Lula en Brasil, o el de Tabaré Vásquez en Uruguay y el de Lagos.
Quizás más confuso está porque cuando Rice estaba en Brasil, Lula envió a Caracas a Marco Aurelio García, uno de sus hombres de mayor confianza, para exhortar a Chávez a que bajara los decibeles de su habitual perorata contra el "Imperio".
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