Lunes 14 de julio del 2001
¡BASTA DE MENTIRAS!
Por
Hernán Maldonado
El presidente Hugo Bánzer Suárez ha entrado a la última etapa de su vida. El cáncer que padece es terminal, según reputadas opiniones médicas. Lo más que puede hacerse es atenuarle el dolor que implica padecer el mal. Los próximos meses, cuando termine la quimioterapia, entraría a la etapa de los calmantes fuertes.
Un hombre en esas condiciones, y con 75 años a cuestas, necesita de total reposo. Aunque sus médicos en el Walter Reed Army Hospital dicen que en breve "podrá reanudar" sus labores habituales, a Bánzer le resultará poco menos que imposible volver a despachar como presidente de la república.
La fotografia de un sonriente Bánzer mostrada por el oficialismo la semana pasada fue tomada tres días antes de la primera sesión de quimioterapia. Un médico apuntó que le llamó la atención que el paciente luciera una sonda de oxigeno en una ciudad que está a nivel del mar.
El cáncer a un pulmón, extendido al hígado, en su fase IV es un mal irreversible, según especialistas en la materia. "Si el tumor detectado en el pulmón hubiera sido operable, estariámos ante otro cuadro clínico y habría mayores posibilidades de sobrevivencia, pero por todo lo que sabemos este no es el caso", me dijo un reputado patólogo.
Aún en el caso de que Bánzer mostrara una mejoría, los médicos consultados no ven cómo es que podría reasumir sus labores habituales, dado lo debilitante de la enfermedad, la pérdida del apetito, los vómitos recurrentes, la dificultad para respirar en una ciudad como La Paz a 3.650 metros sobre el nivel del mar La quimioterapia, además, mostrará sus efectos colaterales en breve con la pérdida del cabello.
Bánzer, definitivamente necesita reposo absoluto y por eso uno se pregunta si no lo estarán engañando asegurándole que en breve podrá reanudar sus labores habituales. Quizás si Bánzer supiera lo que le espera, demostraría su patriotismo renunciando al cargo para ahorrarle al país esta especie de incertidumbre política que raya ya en un vacío de poder.
La sucesión presidencial está pautada constitucionalmente y nada debería desviarla de su cauce. Dadas las difíciles circunstancias por las que atraviesa Bolivia, el nuevo presidente podría quizás componer un gabinete de concertación nacional para encarar los próximos 12 meses sin mayores sobresaltos.
Nos librariámos de la cadena de estupideces en que incurren los ministros actuales que tratan de tapar el sol con un dedo dando la apariencia que quieren cuidar más sus intereses que los del país.
Por otra parte, la enfermedad de Bánzer, por muy personal que sea, tiene las caraterísticas de ser un asunto de Estado y por eso llama la atencion el torpe manejo de la información al punto que se dispuso que toda noticia relacionada con Bánzer se divulgue a través del ministerio de Información en La Paz, con la justificada indignación de los grandes medios hispanos en Estados Unidos - la Meca del periodismo mundial -- como Telemundo, Univisión y CNN en español.
Nuestra embajadora en Washington, Marlene Fernández, periodista de profesión y con muchos años en la prensa estadounidense, sabe los requerimientos de sus colegas aquí y sin embargo cuando uno llama a sus oficinas a cualquier requerimiento sobre la salud de Bánzer lo que uno escucha por respuesta es: "no podemos dar ninguna información por instrucciones del gobierno boliviano".
¿O es que nuestra embajadora todavía cree que con "unas pastillitas" se curará a Bánzer?
La enfermedad del presidente, repito, no es un asunto privado mientras continúe en el cargo y así deben entenderlo nuestros mandamases que durante una semana han cultivado profusamente sus mentiras mientras tratan de acomodarse a una era postBánzer. El país transita por una difícil situación política, económica y social y necesita de un liderazgo firme, indubitable.
Sería lamentable esperar que regrese Bánzer para renunciar en el país y no desde Washington, como han sugerido ya algunos. Eso sería esperar unas cuatro semanas más, porque la segunda sesión de quimioterapia se la aplicarán el 30 de julio.
Yo no veo que haya inconveniente en renunciar desde Estados Unidos. Algunos hemos renunciado a nuestro derecho a vivir en el país desde hace décadas cuando como dictador Bánzer nos decía que las puertas de Bolivia "están abiertas" para todos los que no estábamos de acuerdo con su gobierno de luto, persecución y lágrimas.
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