Domingo 27 de junio del 2004
DISYUNTIVA VENEZOLANA: BALAS O VOTOS
Por
Hernán Maldonado
Caracas - Los venezolanos hablan estos días lenguajes diferentes y quizás por eso es que no se entienden.
Para el oficialismo la mejor forma de mantener en el cargo al presidente Hugo Chávez es dar la vida misma. La oposición busca sacarlo del poder a través del referendo revocatorio presidencial (RRP).
Chávez convoca a sus partidarios a "la guerra", a "desenvainar la espada". Les ordena prepararse para la "batalla de Santa Inés" y repetidamente golpea su puño izquierdo contra la palma de su mano derecha. La tribuna le imita. La consigna es aplastar al adversario.
La oposición opone a esa violencia verbal sus convicciones democráticas. Pero nada garantiza que las mantenga ante un eventual escamoteo del RRP, previsto para el 15 de agosto.
Quizás la última carta democrática se jugará ese día. Para la Coordinadora Democrática (CD) es "ahora o nunca". Si logra revocar a Chávez, y si ese triunfo le es reconocido por el gobierno, Venezuela habrá alejado los fantasmas de la violencia. Casi de seguro ocurrirá lo mismo si el oficialismo triunfa en buena ley.
El gran interrogante se abrirá si la oposición gana pero no cobra. La CD entraría en agonía y los "talibanes" ocuparán su lugar convencidos de que la única forma de que Chávez se vaya es mostrándole "un cuchillo mayor al suyo", como afirma el veterano analista político Rafael Poleo.
Poco después del 28 de mayo, cuando la oposición logró reunir los votos necesarios para el RRP - a pesar de los groseros escollos que le opuso la mayoría pro-oficialista del Consejo Nacional Electoral (CNE) -- se pensó en gestionar un acuerdo entre los oficialistas moderados y la CD para diseñar un futuro "post-Chávez".
Pero Chávez la desalentó de inmediato. Invocó la "Batalla de Santa Inés", un sangriendo capítulo de la guerra civil de comienzos del siglo pasado, y amenazó con la expulsión a los que no cumplan sus directrices de jefe máximo del Comando Maisanta que buscará su ratificación.
Pasando por encima de leyes, decretos y reglamentos del Banco Central, decidió que la empresa petrolera estatal (PDVSA), le asigne directamente 750 millones de dólares destinados a su cruzada.
Pero bajo su gobierno nada es ilegal, porque el Tribunal Supremo de Justicia, el Poder Legislativo, el Contralor, el Fiscal General, el Procurador, el Defensor del Pueblo, y la CNE son sus apéndices y basta un telefonazo, como lo comprobó el presidente Jimmy Carter, para que se cumplan sus órdenes. Así se propone gobernar hasta el 2021.
Una docena de generales, encabezados por el ministro de Defensa Jorge García Carneiro, constituye su principal soporte militar. Pero es un secreto a voces que en los mandos medios los oficiales institucionalistas no ven con buenos ojos muchas de las cosas que están ocurriendo.
El 3 de junio, cuando el CNE iba a anunciar que la oposición había recogido las suficientes firmas, los "talibanes" del régimen sacaron a sus huestes a las calles para atacar símbolos de la oposición como la Alcaldía de Caracas, el diario El Nacional y Radio Caracas Televisión.
Trascendió que se buscaba que el resto del chavismo hiciera lo propio en otras barriadas con el objeto de desconocer los resultados de los "reparos", la obscena patraña creada por el CNE para que un millón de venezolanos ratificara sus firmas pidiendo el RRP.
No hubo el desorden que se esperaba como para dictar el estado de excepción, por lo que en la noche el CNE admitió el triunfo opositor. Sólo 48 horas antes, en una reunión del alto mando militar con jefes de guarniciones, estos le hicieron saber al generalato chavista que no respaldarían un desconocimiento de la voluntad popular.
Para la oposición el régimen está contra la pared y los llamados a las batallas, las guerras, la formación de brigadas de combate y las exhortaciones a la lucha forman parte de la última táctica del régimen.
Cuando Chávez comenzó su gobierno hace casi seis años, en medio de una ola de popularidad que sobrepasaba el 80 por ciento, instaba a sus huestes a "hervir en aceite" a sus opositores.
Hoy sigue utilizando el mismo lenguaje. Su vicepresidente José Vicente Rangel, quizás admitiendo que la correlación de fuerzas ya no es como la de 1998, exhorta a los chavistas a defender inclusive con su vida la "revolución bolivariana".
"Se acabó el tiempo de la conciliación, no vamos a conciliar con el enemigo", advirtió Rangel.
Pompeyo Marquez, ex líder comunista, el guerrillero que como el "comandante Santos Yorme", se enfrentó fusil en mano a los gobiernos venezolanos de los años 60 y 70 y que ahora es opositor a Chávez, tiene una visión de la actual situación del país.
"Chávez ha dividido a los venezolanos, los ha enfrentado, los ha llenado de odio, de sentimientos que desconocíamos, porque una cosa es hablar en nombre de los pobres y otra es dividir a la sociedad como él lo ha hecho durante estos casi seis años de gobierno", sentenció el anciano líder de la CD, quien acaba de cumplir 82 años.
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