Domingo 8 de junio del 2003
HURGANDO EL AVISPERO
Por
Hernán Maldonado
El gran problema del Movimiento al Socialismo (MAS) estos días es que cree que están dadas las condiciones para su asalto al poder mediante un levantamiento popular y trata de "quemar etapas" tan rápidamente como sea posible.
Allí se inscribe la reunión realizada en Sucre a principios de este mes para presentar en sociedad a su denominado "Estado Mayor del Pueblo" (EMP) llamado a ser el "brazo armado" del MAS para la lucha
antiimperialista, antineoliberal.
Lo paradójico es que el principal ideólogo del MAS, Filemón Escobar, con los años y la experiencia de líder minero que tiene, es uno de los que se opone a esos aprestos subversivos y apuesta a la captura del poder por medio de elecciones. El astuto revolucionario quiere votos y no balas.
Y es que Escobar, viejo zorro de la política boliviana, ve retrospectivamente y comprueba que al MAS le faltaron el 2002 sólo unos cuantos miles de votos para lograr la presidencia. Pero lo más importante que mira es que esto del "Estado Mayor del Pueblo" se parece mucho a la "Asamblea del Pueblo".
Se parece tanto, que ya en los cuarteles hay la misma inquietud de 1971. Parece que hubieramos retrocedido 32 años. El general Gustavo Gandarillas, en el 177 aniversario del Regimiento Sucre II de Infanteria, dijo la semana pasada a sus subordinados de la Región Militar número 7:
"Existen intereses sectarios que buscan desestabilizar el proceso político, afectando a los derechos ciudadanos en lugar de contribuir al esfuerzo de conservar la paz y la tranquilidad social y el Estado de derecho".
Ante los pedidos masistas de eliminar a las fuerzas armadas, Gandarillas alzó la voz y advirtió: "Este
Ejército no podrá ser cambiado o destruido porque es una institución que nació con la Patria".
Si se revisan con cuidado los discursos de la Asamblea del Pueblo de 1971 y lo que dijo en ese entonces el director del Colegio Militar, coronel Hugo Bánzer Suárez, se encontrará paralelismos en las situaciones planteadas y las palabras empleadas.
Es una verdadera lástima que nuestros dirigentes políticos de izquierda no sepan analizar lo que se piensa en los cuarteles. Muchos de nuestros militares toman a pecho lo que la Constitución llama la "institución tutelar de la patria" y nos consideran a los civiles como a uno "menores de edad" a los que hay que cuidar, corregir y educar.
Entre los que alardean con el EMP hay gentes que se obstinan en no ver que se están repitiendo conductas y esquemas que creíamos superados por los años, por la historia. Se están reviviendo fantasmas que sólo nos han traido muerte, dolor, lágrimas, cárcel, persecución, exilio.
No hay duda, hasta ahora, que el actual gobierno conduce la nave del Estado sin brújula y con un capitán envejecido, desgastado politícamente, con unos aliados sólo ávidos de poder. Pero las soluciones a este despelote deben y pueden darse dentro de los parámetros democráticos, inclusive antes del 2007, como clama el MAS. Nada fuera de ese marco.
Pero además, en el hipotético caso de que triunfara ese folklórico EMP, un gobierno del MAS surgido de un golpe, no resistiría a la presión internacional, porque fuera de las fronteras bolivianas, Evo Morales sigue siendo etiquetado como un líder cocalero.
Por supuesto que otro sería el cantar, si el mismo Morales accede a la presidencia mediante voto popular. Esta es la visión que tiene estos días el astuto Filemón Escobar y que no quieren entender gentes como Oscar Olivera, que creen que los mangos están bajitos y que es hora de empuñar las armas para la "refundación del Estado boliviano".
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