La declaración del Grupo de Río en su Cumbre de Asunción, al respecto, es tan retórica como el documento firmado en la Cumbre de Santiago de fines del año pasado cuando Fidel Castro se comprometió, junto con todos los mandatarios democratas allí reunidos, a preservar el pluripartidismo, el respeto a la disidencia interna, los derechos humanos, etc, etc...

Lo que llama la atencion es que a nuestra cancillería la cuestion de la carrera armamentista le haya pescado poco menos que desinformada, porque no otra cosa significa que casi ni se aludiera al tema hasta el momento mismo del viaje del Presidente Hugo Banzer Suárez a Asunción, cuando en Itamaratí, Buenos Aires y Santiago el caso estaba en ebullición. Y todavía lo está.

Ahora que los hechos son inocultables, con una óptica miope se trata de alertar sobre el tema reduciéndolo al caso chileno. La cancillería vuelve a tener culpa porque repite cansona las condiciones sine qua non para una eventual reanudación de relaciones. Ya sabemos lo que la contraparte chilena ha dicho sobre esas condiciones: "ni ahora, ni mañana, ni nunca".

El flamante presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Andrés Soliz Rada, no sólo pone en ridículo al jefe de la multicoalición, de la que su partido forma parte, por su "falta de protagonismo" en Asunción, sino que en lo que parece un redescubrimiento del hueco del buñuelo, pide al Presidente Banzer Suárez que plantee el caso del enclaustramiento marítimo de Bolivia en su comparecencia en las Naciones Unidas.

Otra retórica insulsa. Cuantos presidentes bolivianos ya lo han hecho desde 1945? Además, es perder el tiempo. Nunca la ONU ha planteado una solución al caso. Es más, resoluciones de la ONU (relacionadas con devolución de territorios) duermen el sueño de los justos. Caso concreto: La ONU aprobó que Israel devuelva las Alturas de Golán a Siria hace tres décadas. Los sirios siguen esperando...

No será, como lo plantea el economista norteamericano Jeffrey Sachs, "superpadre" del Decreto 21060 y superasesor de los gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada y Banzer Suárez, que es hora de redimensionar nuestra política hacia y con Chile?

Volviendo al tema del armamentismo, hay que recordar que Washington descongeló recientemente la venta de armas a la región que estuvo vigente casi un cuarto de siglo. La medida, por si sola, habría importado poco, sino hubiera sido que trajo aparejado el propósito estadounidense de convertir a Argentina en un "aliado militar especial", hecho que será refrendado cuando Bill Clinton viaje a Buenos Aires en Octubre.

El status de "aliado militar especial", fuera de la poderosa Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sólo es concedida por EU a pocos países, entre ellos Israel, Jordania, Egipto, Corea del Sur y Japón. En pocas palabras significa que los argentinos, en menos de lo que canta un gallo pueden tener acceso a armas sofisticadas, sin que el Congreso norteamericano haga muchas preguntas.

Los argentinos "se están portando como buenos ciudadanos de la comunidad mundial'", declaró el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin. Los buenos ciudadanos, en los últimos anos han estado apoyando ciertas decisiones de Washington, no sólo cuando ha sido imperioso jalarle las orejas a Fidel Castro, sino también cuando enviaron un barco a la Guerra del Golfo, aunque se hayan vuelto de medio camino sin disparar un tiro.

En Brasil, el expresidente José Sarney advirtió que la alianza militar de Argentina con EU afectará la estabilidad regional y en Chile el gobierno inmediatamente anunció la adquisición de una veintena de aviones cazabombarderos F-16, con la ya famosa frase del general Augusto Pinochet, quien el 21 de agosto en la Escuela Militar de Santiago, dijo que la "modernización en que se hallan empeñadas las fuerzas armadas, y en particular el ejército, debe ser vista como una inversión y no como un gasto..."

Que hará Brasil? Es la gran incognita de los últimos días, porque el propósito estadounidense se produce en momentos en que Itamaratí busca un papel protagónico de primer nivel para representar a la región como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Argentina se opone a esa intención porque preferiría que el cargo sea rotativo.

El espaldarazo norteamericano tiene contentos a los argentinos, quisquillosos a los chilenos y malhumorados a los brasileños. Ecuador y Perú se frotan las manos porque dejarán de armarse clandestinamente. Al noroeste, Colombia y Venezuela, de seguro retomarán el paso que interrumpió el embargo de principios de la década del 70.

Lamentablemente en Bolivia un sopor post-6 de agosto parece adormecer a la clase políitica-gobernante abriéndole el paso a "expertos" que reducen una problemática global al caso Bolivia-Chile (como si el país no fuera parte de Mercosur o del Grupo Andino), y de paso tienen el coraje de convertirse en asesores diplomáticos al salir a la plaza pública para decirle al Presidente lo que debía haber hecho o lo que debe hacer.