Evo Morales: Amor con hambre no dura




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Viernes 4 de febrero del 2011


AMOR CON HAMBRE NO DURA

Por Hernán Maldonado

En los viejos tiempos algunos jóvenes solían llegar al altar amarrados a la promesa: "Contigo, pan y cebolla", que creían suficiente para enfrentar el porvenir, pero las cosas empezaban a cambiar cuando tardía y dolorosamente comprobaban que el "amor con hambre no dura".

Eso mismo ocurre en política. Las promesas, por muy bellas que sean, suenan huecas cuando los estómagos se retuercen. A Juan Pueblo qué puede interesarle la promesa de un maravilloso Estado plurinacional, multilingue, si no hay qué poner en la mesa o porque simplemente el sueldo no alcanza.

Evo Morales llegó a la presidencia con un alud de votos. Las causas de este singular fenómeno en la política boliviana están todavía por descubrirse y escribirse. Lo cierto es que a fines del 2010 Morales fue ratificado con un 64 por ciento del caudal electoral. Ese respaldo ronda actualmente en un 30% según encuestas de opinión.

Es un axioma que el poder desgasta, pero aún así es brutal la baja de la popularidad del régimen. Las causas son varias (la pésima conducción de la política internacional, entre otras) pero la fundamental es la desastrosa aplicación del "gasolinazo" de diciembre. Morales reculó ante las protestas populares, pero ya la leche estaba derramada.

El alza de los precios de los artículos de primera necesidad se elevó a las nubes al punto que en Enero el índice de inflación escaló a 1.29. Ha desaparecido el azúcar. Hasta fines de los años 50 Bolivia importaba el edulcorante del Perú. Todavía hay quienes recuerdan las bolsas de "azúcar Cartavio".

Con el impulso a la agroindustria cruceña Bolivia se convirtió en exportadora, pero ahora vuelve a importarla porque el régimen en su ardorosa lucha contra la "oligarquía cruceña" ha desalentado la producción, cuando no ha amenazado con expropiar fundos productivos para entregárselos a "los sin tierra" altiplánicos.

Ante la desesperación popular, que organiza marchas de protesta, el gobierno acude al sarcasmo y la ironía recomendando endulzar el café con stevia, chancaca, remolacha o hasta dedicarse a la apicultura casera como si la miel de abeja fuera cosa de niños.

El régimen, dedicado por cinco largos años a consolidarse políticamente, descuidó el aspecto económico. No hubo un James Carville, que le aconsejara: "¡Es la economía, estúpido!" lo que no hay que descuidar en el gobierno. Carville, con esa frase llevó al poder en 1992 a Bill Clinton, derrotando a George H.W. Bush, que gozaba hasta de un 90 por ciento de popularidad, tras la Guerra del Golfo.

El frustrado "gasolinazo", del que se responsabilizó completamente Morales, le empezó a pasar factura. Lamentablemente, para Bolivia, lo peor todavía no ha llegado. Por ahora...