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Miércoles 18 de abril 2012
ALGO HUELE MAL EN...
Por
Hernán Maldonado
En realidad la famosa frase hamletiana debería traducirse como "algo hay podrido en Dinamarca", pero a los efectos prácticos, de una u otra manera, significa lo mismo: Las cosas andan mal en Venezuela. La pregunta lógica siguiente es ¿cómo acabará todo esto?
En otras partes la llegada de un huracán sorprende a pocos, porque uno es testigo de su nacimiento, de su trayectoria y sabe por anticipado el sitio donde se desintegrará. Contrariamente, los fenómenos sociales son imprevisibles.
En Venezuela todo apunta estos días a que la mal llamada "revolución bolivariana" entró en su ocaso, simultaneamente a la vida de su principal caudillo, Hugo Chávez Frías.
El asunto es tratado casi con miedo. Pareciera que la mayoría esperara el desenlace fatal para recién gritar su verdad. Los políticos de oposición apuestan sólo a las elecciones del 7 de octubre, como si su realización fuera un mandato divino.
En el oficialismo hay la remota esperanza de una milagrosa recuperación del caudillo para que gobierne hasta que le dé el cuerpo, como solía decir antes que lo visitara inesperadamente el cáncer.
En los últimos 10 meses Chávez ha estado de reposo 200 días y en 90 anduvo en Cuba, sometiéndose a operaciones, quimio y radioterapias. Nadie sabe cuál es el cáncer que padece.
Por si acaso, dentro del chavismo hay al menos tres grupos que pugnan por imponer su candidato. Chávez, según se sospecha, sólo en última instancia renunciaría a su reelección.
Como algunos creen que el chavismo está con el sol a las espaldas estos días no son raras las deserciones. La más espectacular es la
Eladio Aponte Aponte, un poderoso coronel-abogado magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, culpable de haber encarcelado a inocentes o de haber perseguido a enemigos políticos de Chávez y señalado como protector de narcotraficantes.
Aponte empezó a caer en desgracia al descubrirse que dio credenciales a Walid Makled, un empresario multimillonario que era mimado de altos jefes chavistas hasta que fue indiciado por Estados Unidos como un narcotraficante de alto vuelo.
Makled apareció en Colombia y por chantajes chavistas no fue expulsado a Estados Unidos, sino a Venezuela, con la condición de que fuera juzgado públicamente. El juicio se efectúa en secreto.
Aponte se dio a la fuga el 2 de abril y apareció esta semana en Costa Rica. Comandos militares chavistas fracasaron el lunes en secuestrarlo. La DEA se les adelantó, le dio a Aponte una visa de emergencia y a bordo de un avión fue enviado clandestinamente a Washington.
Roger Noriega, ex subsecretario de Estado, informó que Aponte se comprometió ante las autoridades federales a servir de testigo sobre el intenso narcotráfico procedente de Venezuela en el que estarían involucrados altos jefes militares, componentes del infame "Cartel del Sol".
En realidad la DEA no sabrá nada nuevo que ya no sepa. Lo importante será que poseerá documentos que prueben sus sospechas, muchos de los cuales Aponte los habría sacado de Venezuela.
La DEA fue expulsada por Chávez hace años, pero como nadie escapa a su largo brazo, un puñado de militares, entre ellos el actual ministro de Defensa, general Henry Rangel Silva, están indiciados en EE.UU. por vínculos con las FARC, la narcoguerrilla colombiana.
¿Cómo acabará todo esto?
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