Gane Lula o Bolsonaro, no pasará nada.
Por Hernán Maldonado
No sé si se dieron cuenta, pero excepto el mismo día de los escrutinios (para seguir los resultados que se daban) no metí mi cuchara sobre las elecciones presidenciales brasileñas.
Ganó Lula por 5 puntos de ventaja, pero no consiguió la mayoria absoluta, de manera que deberá ir a una segunda vuelta con Bolsonaro el 30 de octubre.
Bolsonaro, aun perdiendo resultó ser el ganador de la contienda porque su Partido Liberal se erigió como fuerza política fenomenal. Y, lo que es más importante, ganó mas asientos en el parlamento y en una buena cantidad de gobernaciones.
De ganar Lula el 30-O tendrá que gobernar con una sólida oposición que no le permitirá cometer estupideces, por muy líder-fundador del Foro de Sao Paulo que sea. O sea que no se alegren mucho los castrochavistas de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, México, Argentina, etc.
Lula es zurdito, pero no estúpido. En su largo primer gobierno no se metió con la empresa privada (la economía brasileña es la quinta en el mundo), tiene un poder judicial mayormente independiente del poder político y unas fuerzas armadas alérgicas a lo que huela a comunismo.
El ex convicto (estuvo encarcelado por corrupto) es un populista que, empero, sabe hasta dónde debe ajustarse la correa. Su triunfo por casi 5 millones de votos, demuestra una vez más que los cantos de sirena son efectivos en los que quieren vivir del "papá-Estado".
Gane el uno o el otro, no pasará nada grave en Brasil, según entiendo.
Amanecerá y veremos.