¿Socialismo? o fascismo copiado al carbón

bomaher
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¿Socialismo? o fascismo copiado al carbón

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¿Socialismo? o fascismo copiado al carbón

Por Hernán Maldonado (*)

Los antecedentes más cercanos a la creación de los grupos de choque paramilitares oficialistas se los encuentra en la Italia fascista de Benito Mussolini.

El dictador los estrenó para su captura del poder en 1922. Sus “camisas negras” eran lo que él denominó: "la garantía de orden que necesita Italia".

Y, ¡claro!, con Mussolini en el poder, imponían el orden a plan de piedra, palo y bala contra los opositores al régimen. Para el fascismo, el mejor opositor es el que tiene la boca cerrada o esta muerto.

“Cuando tengo una estaca en la mano y un revólver en el bolsillo, no lo tengo miedo a nadie. Soy fuerte como si estuviera sólo”, decía el fanfarrón (término acuñado por Ernest Hemingway, tras asistir a una de sus ruedas de prensa).

Adolf Hitler, el tirano nazi, copió a Mussolini con sus infames “camisas pardas” que más tarde alcanzaron una alta sofisticación con la Gestapo.

En América Latina, los dictadores mantenían a raya a sus opositores con sus policías regulares y hasta con sus militares.

La Cuba de Fidel Castro, que se jactaba de abrazar “el socialismo con rostro humano”, organizó sus grupos paramilitares para apalear a los opositores. Primero nacieron los Comités de Defensa de la Revolución, con un delator instalado en cada manzano de las ciudades, para vigilar la vida y milagros de los habitantes. Esos CDR fueron el embrión para la organización de los grupos de choque.

Los vimos actuar cuando la crisis del Mariel, amenazando y gritando a los miles de asilados en la embajada del Perú y apaleando y insultando a los que tomaban las “barcazas de la libertad” rumbo a Miami, pese a que ya lo había autorizado Castro.

Ahora esos grupos de matones, denominados “boinas negras”, ya están mejor organizados y conforman un grupo de élite. Los vimos actuar tras las protestas del 11 de julio. La represión institucionalizada ¿Alguna duda?

En Venezuela el tirano Hugo Chávez reclutó al lumpen para reprimir manifestaciones de opositores. Los “colectivos”, así se llaman, son aplaudidos desde el gobierno como “defensores de la revolución bolivariana”. ¡Claro!, cuando rompen huesos o matan, la cantaleta oficialista es que “es el pueblo defendiendo a su revolución”.

Aunque al comienzo el organizador de estas bandas delincuenciales fue el ex alcalde Freddy Bernal, luego fue Iris Varela, la ministra de penitenciarias, quien reclutó en las cárceles a los matones más desalmados (Por cierto Varela, alias La Fosforito, estuvo recientemente en El Chapare. Merece otra nota. Les prometo).

Copia de los colectivos chavistas son las “turbas” (así las llama el pueblo nicaragüense) sandinistas que hacen gemir a los opositores que osan salir a las calles para protestar contra la sanguinaria dictadura de Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo. Desde el 2018 tienen en su haber decenas de muertos y millares de heridos.

La Bolivia castro-chavista, no podía ser ajena a este afán “estabilizador”, muy propio del Socialismo del Siglo XXI, que en realidad es fascismo puro.

Como ocurre en Cuba, Venezuela y Nicaragua, todos los poderes están en manos del MAS gobernante y poco se puede esperar.

Es otra característica del fascismo. Lo decía Mussolini: “La mayoría de los cargos del país están ocupados por fascistas de confianza. Lo que no hagan por fidelidad, lo harán por temor, ya que no ignoran que se les fiscaliza. La traición se castiga terriblemente”.

Y, por supuesto, no podían faltar los grupos de choque prestos a defender a sus mandaMASes a piedra, palo y bala. Se llaman “Columna del Sur”. Ya los vimos actuar en la UMSA y, estos días, rompiendo cabezas a los simpatizantes de la ex presidente Jeanine Añez en Miraflores. Y pienso que viene lo peor. Iris Varela no fue al Chapare a contar cuentos colorados.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

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