Estado de derecho en democracia y estado de indefensión en dictadura
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
El ejercicio y la protección de los derechos humanos y libertades fundamentales solo son posibles con la vigencia del “estado de derecho” que es “el imperio de la ley” como elemento esencial de la democracia, que se suplanta en dictadura por el “imperio del terror” que somete al ser humano a “estado de indefensión”.
El estado de derecho es la condición en la que “todos los ciudadanos e instituciones de un país, estado o comunidad son responsables ante las mismas leyes divulgadas públicamente, incluidas las autoridades y quienes ejercen el poder”. Es “el Estado sometido al Derecho, el poder y actividad regulado y controlado por ley”. Este principio de vigencia universal resulta de la larga lucha del ser humano por la libertad, fundada en la igualdad y garantizada por la institucionalidad, para impedir el poder opresor de criminales detentando el poder.
El estado de indefensión “es la situación de las personas que están desamparadas, desprotegidas, desvalidas, vulnerables, abandonadas, faltas de defensa y de protección e impedidas o limitadas indebidamente a la defensa de su derecho”. El concepto jurídico de indefensión simplemente referido a una situación procesal se ha ampliado a una noción de carácter general, que describe la situación de vulnerabilidad, desprotección y desamparo de pueblos enteros sometidos a regímenes dictatoriales que gozan de aceptación igual a la de gobiernos legítimos en la comunidad internacional.
En el estado de derecho, gobernantes y gobernados están sometidos al cumplimiento de leyes, protegidos por la separación e independencia de los poderes públicos en los que el Poder Legislativo tiene la legitimidad del voto popular y el pluralismo, y el Poder Judicial la confianza por la capacidad e idoneidad de sus miembros, y todos bajo la regla de la rendición de cuentas y el escrutinio de la libertad de prensa.
El estado de indefensión es la consecuencia de grupos de crimen organizado detentando el poder indefinidamente por medio de delitos de acción periódica y continuada que configuran el “terrorismo de Estado”, que es “la utilización de métodos ilegítimos, comisión de crímenes por parte de un gobierno, con el propósito de producir miedo o terror en la población civil para alcanzar sus objetivos o fomentar comportamientos que no se producirían de otra forma”.
La democracia es solamente el sistema que resume un conjunto de condiciones para la vida en libertad, limitando el ejercicio del poder bajo la vigencia de la ley. Por eso la Carta Democrática Interamericana recoge como elementos esenciales de la democracia “el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.
Los elementos esenciales de la democracia definen por contraposición los elementos de las dictaduras que se reconocen por la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales, la suplantación del estado de derecho por el terrorismo de estado, la imposibilidad de elecciones libres y justas porque han eliminado el sufragio universal, la tendencia o vigencia de un sistema de partido único y/o con oposición funcional, y la concentración de todo el poder con legislaturas subalternadas y jueces infames.
La situación que viven hoy los pueblos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua es la de “estado de indefensión”. Un resumen de la tragedia diaria son los presos políticos, exilio, persecuciones judicializadas, puerta giratoria para los presos, concentración absoluta del poder, eliminación de la prensa libre, tortura, asesinatos, condenas injustas e infames, corrupción, depredación de los recursos naturales, entreguismo al sistema dictatorial global, tráfico de personas, migraciones forzadas, narcoestados…
Ha pasado de notorio a escandaloso el desamparo, desprotección e imposibilidad absoluta de defensa que tiene hoy el pueblo de Cuba frente a una dictadura que lo ha llevado al hambre y la desesperación. Gobiernos como los de Lula de Brasil, López Obrador de México, Petro de Colombia, Boric de Chile y más, ignoran deliberadamente el cumplimiento de sus obligaciones internacionales para terminar este “estado de indefensión”.
Es atroz la situación de vulnerabilidad e impotencia que sufre el pueblo de Venezuela cuya candidata única de oposición María Corina Machado es víctima de violación de sus derechos humanos -que son los de todos los venezolanos- mientras el régimen encarcela, persigue y tortura a periodistas, defensores de derechos humanos y opositores…y más allá de “declaraciones”, los líderes de las democracias de la región y del mundo siguen coexistiendo este “estado de indefensión”.
Los casos de Bolivia y Nicaragua no son menores, donde el “estado de indefensión” lleva a inocentes a confesar delitos que no han cometido y aceptar condenas o exilios para proteger su vida y la de sus familias.
(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista y politólogo. Actual Director del Interamerican Institute for Democracy.