La libertad y seguridad de las Américas pasan por la liberación del pueblo cubano
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
Violación institucionalizada de derechos humanos, detentar el poder con terrorismo de estado, crímenes de lesa humanidad, intervencionismo internacional, conspiraciones, guerrillas, narcotráfico, guerras, establecimiento de dictaduras y narcoestados, generación de miseria y de migraciones forzadas usadas como agresión, centro permanente de amenaza a la paz y seguridad internacionales son solo parte del ejercicio impune la dictadura de Cuba. Esta constatación solo tiene una conclusión y es entender que la libertad y la seguridad de las Américas pasan por la liberación del pueblo cubano.
La multiplicación de los temas o ejes de confrontación para dividir las sociedades, la exacerbación de problemas sociales convirtiéndolos en conflictos violentos, la formación y soporte de grupos terroristas y guerrilleros, el uso del narcotráfico como medio de acoso y destrozo social y económico, la conspiración y desestabilización, el crimen para generar inseguridad ciudadana, los asesinatos, la tortura, el encarcelamiento indebido, la manipulación judicial, el asesinato de la reputación, la trata de personas y el esclavismo, la falsificación de narrativas para justificar el crimen y la transformación de criminales en lideres políticos y gobernantes, son un apretado resumen de la exitosa naturaleza de la dictadura cubana.
Solo es necesario hacer un reconocimiento de los hechos desde cada uno de los países de las Américas. No se trata de la historia de la dictadura de Cuba, el tema es la situación de cada uno de los países de la región, en la que todos los estados sin excepción han sido agredidos, afectados e intervenidos en los últimos 65 años por la dictadura cubana. En el siglo XXI con renovada fuerza, pues en lugar de extinguirse se empoderó por causa de Hugo Chávez el dictador felon de Venezuela, que salvó a la tiranía cubana de su final en 1999 y le entregó Venezuela entera, pagando con su vida y con la miseria de venezolanos y latinoamericanos.
Estados Unidos es el objetivo permanente de agresión de la dictadura cubana que le procura el discurso antiimperialista, reactivado en el siglo XXI pese a haber perdido la disputa entre capitalismo y comunismo que terminó con la extinción de la Unión Soviética y que colocó al mundo en su actual condición de ser “capitalista y globalizado”. Pero si Estados Unidos es el centro del ataque permanente, todos los demás países de las Américas sufren efectos mucho más graves en sus sociedades, sus economías, sus democracias y su gente porque son víctimas de conspiraciones, guerrillas, narcotráfico, terrorismo, intervenciones, sometimiento, adoctrinamiento y más.
La dimensión del más importante y duradero centro de formación y expansión del crimen organizado trasnacional en todas sus formas que es la dictadura de Cuba, se puede medir en cualquier país latinoamericano desde 1959 y con la realidad de crisis e inseguridad del siglo XXI. La dictadura de Cuba es la dictadura jefe del socialismo del siglo 21 o castrochavismo logrando fachada de política para las atrocidades que dirige, perpetra y encubre, y líder para la intervención de dictaduras extra regionales como Rusia, China, Irán, Corea del Norte y más.
Son hechos objetivos, desde la crisis de los misiles de Cuba contra Estados Unidos en 1962 hasta la instalación de sistemas de espionaje en la actualidad, de los secuestros terroristas aéreos de las décadas de los 60 y 70 al apoyo abierto al terrorismo de Hamas, de la organización de guerrillas rurales y urbanas en toda Latinoamérica a cubanos en la invasión de Rusia a Ucrania, invasiones de Centroamérica al África, de migraciones forzadas como arma de ataque del Mariel hasta el 2023, del tráfico de presos políticos como intercambio al tráfico de personas de hoy, el espionaje en todos los países con fachada diplomática con base principal en las Naciones Unidas, de su condición de primer narcoestado de la región con Pablo Escobar y Roberto Suarez no limpiada ni con fusilamiento del Gral. Ochoa y otros al control los narcoestados de Venezuela, Bolivia y Nicaragua que ha instalado, y más.
La dictadura de Cuba ha organizado y sostenido las guerrillas en toda Latinoamérica, muchas de ellas activas hoy como el ELN y las FARC de Colombia, reactivando el MRTA y Sendero Luminoso en Perú, el Frente Sandinista de Nicaragua detentando la dictadura castrochavista en ese país, el Ejercito Tupak Catari activo en el destrozo de la democracia en Bolivia, nuevos focos con rótulo de indigenismo mapuche en Chile y Argentina. Todo vinculado al narcotráfico y el terrorismo.
La peligrosidad y la acción criminal de la dictadura de Cuba en el presente son definitivos y se reflejan en las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Bolivia en las que se ha expandido, y en los gobiernos para dictatoriales que ha instalado en Argentina con Fernández/Kirchner, México con López Obrador, Chile con Boric, Colombia con Petro y Brasil con Lula. Basta ver a Boric pidiéndole al presidente Biden levantar las sanciones a Cuba o a todos atacar a Israel por defenderse luego del ataque de Hamas contra la humanidad.
(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista y poliólogo. Actual Director del Interamerican Institute for Democracy