Cuba, la dictadura jefe del castrochavismo, repite por seis décadas su agenda de crimen organizado
Por Carlos Sánchez Berzaín *
Los procesos de sedición, conspiración y violencia, que agravados o con pretexto de la pandemia del coronavirus se producen en casi todos los países de la región, marcan uno de los puntos mas altos de la agresión del grupo de dictaduras de delincuencia organizada contra las democracias. Son las dos Américas, la dictatorial contra la democrática. No se trata de nada nuevo, lo que cambia es el pretexto para la convulsión, pero es un escenario que lamentablemente se repite desde hace seis décadas bajo el mando de la dictadura de Cuba que ahora es jefe del castrochavismo.
Controlar un estado por la fuerza, someter a su pueblo por la violencia, retener el poder utilizando el miedo, la tortura, el hambre y la extorsión, creando un centro de dirección, protección y expansión de la delincuencia organizada transnacional para desestabilizar, agredir, intervenir y ocupar otros países, llamando a eso revolución antiimperialista, es la mayor acción criminal y de propaganda que describe a la dictadura de Cuba.
Disfrazar el crimen como acciones políticas para darle causas de justificación e impunidad, victimizarse para encubrir la permanente agresión a la libertad y soberanía de otros países, buscar la permanente polarización multiplicando los ejes de confrontación, cometer los crímenes mas aberrantes con coartada antiimperialista y destruir política o físicamente a los adversarios, son algunas de las características de la dictadura de Cuba desde hace 61 años.
El “castrochavismo” es el neologismo que representa la organización creada desde 1999 por Fidel Castro y Hugo Chávez con el sofisma de “socialismo del siglo XXI” y que en realidad es “el sistema de crimen organizado transnacional que usurpa el poder político en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia….que debe ser tratado como una estructura de delincuencia organizada y no como proceso político”. La gravedad, recurrencia, reincidencia e impunidad de los crímenes que cometen, ha reducido a “estado de indefensión” a los pueblos y representa “la mas grave amenaza para la paz y seguridad en las Américas”.
Desde la toma del poder por Castro en 1959, las acciones criminales son notables interna a internacionalmente. La década de los sesenta estuvo marcada por fusilamientos, torturas, violaciones de derechos humanos, la invasión a Panamá y la expedición a República Dominicana en 1959, la crisis nuclear de los misiles con Estados Unidos en 1962, la intervención en la Guerra de las Arenas en Argelia en 1963, las invasiones a Venezuela de 1963 y 1967 para controlar su petróleo, la guerrilla Tupamaru en Uruguay, las FARC y el ELN desde 1964 en Colombia, la guerrilla en Bolivia con el Che Guevara de 1966/67 y mucho mas.
La década del setenta Cuba continuó con la penetración guerrillera y participó con una brigada de tanques apoyando a la República Árabe Siria en la Guerra del Yom Kipur, intervino y masacró en Angola, ingresó a Etiopía durante la guerra civil y la guerra de Ogadem y comenzó la intervención en Nicaragua en la denominada revolución sandinista controlando la dirección de los servicios de inteligencia y de seguridad. La guerrilla y terrorismo de los Montoneros en Argentina que llevó a la denominada guerra sucia, los movimientos guerrilleros en Perú, Brasil y desestabilización en toda la región.
El narcotráfico forma parte de la agenda del crimen de Cuba desde sus orígenes cuando el Fidel Castro y el Che Guevara proclamaron inundar de droga los Estados Unidos para liquidar su juventud como un instrumento de revolución, mientras penetraban las universidades de la región con el “marxismo cultural”. En la década de los ochenta Castro se asoció con Pablo Escobar y Roberto Suarez e incluso los recibió en La Habana como prueba “la conexión cubana” del libro “El Rey de la Cocaína”. El 2016 Evo Morales -dictador castrochavista en Bolivia- proclamó en la ONU que “la lucha contra el narcotráfico es un instrumento del imperialismo para oprimir a los pueblos”
Los noventa fue calificada la “década perdida” por Cuba, porque quedó sin recursos con la desaparición de la Unión Soviética, pero creó el “Foro de Sao Paolo” y proclamó la “multiplicación de los ejes de confrontación” después de la derrota del comunismo. En la agonía de su “periodo especial” la salvación vino con Hugo Chávez cuando en 1999 llegó a la presidencia de Venezuela y entregó a Cuba recursos, petróleo y Venezuela entera.
Castro y Chávez recrearon el castrismo y con ingrediente bolivariano y populista lo convirtieron en castrochavismo, con lo que el siglo XXI es hasta ahora la historia de la dictadura de Cuba dirigiendo y repitiendo su agenda de crimen organizado trasnacional.
* Carlos Sánchez Berzain es abogado boliviano, constitucionaista, politólogo y Director Ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy.