Elecciones sí, pero no así: dictaduras electoralistas en Bolivia, Venezuela y Nicaragua
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
Manipular los mecanismos de la democracia para suplantarla y detentar indefinidamente el poder con “elecciones controladas en las que el pueblo vota pero no elije”, es la metodología del socialismo del siglo XXI o castrochavismo. Sin ninguno de los elementos esenciales de la democracia, amañando elecciones que no son “libres y justas” son las “dictaduras electoralistas” de Bolivia, Venezuela y Nicaragua. Ni los pueblos ni la comunidad internacional pueden aceptar nuevamente el fraude institucionalizado.
Dictadura electoralista es “el régimen que por la fuerza o violencia concentra todo el poder político en una persona o en grupo, que reprime los derechos humanos y las libertades fundamentales y utiliza las elecciones como medio de simulación y propaganda para mantenerse indefinidamente en el poder”. Sistema autoritario, tiránico o totalitario con elecciones.
Las elecciones en democracia deben ser “libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo”. Estas características deben concurrir y coexistir con los otros “elementos esenciales de la democracia” -contenidos en la Carta Democrática Interamericana- que son “el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho, un régimen plural de partidos y organizaciones políticas y la separación e independencia de los poderes públicos”.
No hay elecciones “libres y justas” en Venezuela, Nicaragua y Bolivia:
-Cuando existe violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales con perseguidos, presos y exiliados políticos;
-Cuando no existe “estado de derecho” porque se aplican constituciones y leyes infames violatorias de los derechos humanos, que dan ventajas al régimen;
-Cuando la dictadura controla los poderes del estado con los que manipula las elecciones y se garantiza impunidad;
-Cuando no hay régimen plural de partidos y organizaciones políticas porque el mismo está manipulado y penetrado por la dictadura con “opositores funcionales” por miedo o corrupción;
- cuando hay garantía de impunidad para el “partido del régimen” que es una organización de delincuencia organizada.
El castrochavismo aplica como elementos comunes en Venezuela, Bolivia y Nicaragua:
-Un sistema constitucional en el que menciona pero no existe “sufragio universal” porque no hay “igualdad de los ciudadanos”;
-Un sistema electoral amañado con leyes que permiten que el régimen con minorías relativas simule mayoría, sin “estado de derecho” ni “división e independencia de los poderes públicos”;
-Una estructura de registro e identificación ciudadana que construye padrones electorales falsificados;
-Una “oposición funcional” que participa en las elecciones para legitimarlas y no para acceder al poder;
-Mecanismos fraudulentos de escrutinio y procesamiento de votos, con el control de jueces, fiscales y autoridades que garantizan impunidad.
En Bolivia, el 10 de Noviembre de 2019 renunció del dictador Evo Morales confesando su fraude y otros delitos, pero el gobierno que debió ser de transición se encargó de dar continuismo a la dictadura manteniendo su constitución, leyes, control del poder e impunidad. Con dos semanas de bloqueo nacional que causaron decenas de muertos en plena pandemia, la dictadura impuso el 18 de octubre de 2020 como fecha de elecciones, las que puede ganar con fraude con el candidato que debería estar procesado por corrupción y con el partido Movimiento al Socialismo MAS que debería estar inhabilitado.
En Venezuela, el régimen usurpador de Nicolás Maduro ha convocado para el 6 de diciembre de 2020 elecciones parlamentarias con todos los elementos de la dictadura electoralista aquí resumidos, pero además ha intervenido judicialmente por lo menos siete partidos de la oposición. El reciente informe de las Naciones Unidas sobre violaciones a los Derechos Humanos es contundente probando un régimen criminal y la inexistencia de estado de derecho. Hasta ahora 27 partidos han acordado no participar en estas elecciones.
En Nicaragua la dictadura ha convocado a elecciones para el 7 de Noviembre de 2021 en un país en el que -por las normas infames de la dictadura- el presidente puede ser elegido por simple mayoría relativa de votos. En abril de 2018 Daniel Ortega reprimió los reclamos sociales con cientos de muertos, heridos, detenidos, torturados y miles de exiliados. Se exigió adelanto de elecciones y la salida del dictador, pero con intimidación y violencia permanece y adelanta un proceso electoral.
(*) Carlos Sánchez Berzain es abogado constitucionalista, politólogo y por 5 veces ministro de Estado en Bolivia. Actualmente es el Director Ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy.