El socialismo del siglo 21 inició la conspiración contra Milei
Publicado: Dom Nov 26, 2023 5:47 pm
El socialismo del siglo 21 inició la conspiración contra Milei
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
Cuando el presidente electo de Argentina Javier Milei aún no ha asumido, el socialismo del siglo 21 o castrochavismo ya ha iniciado públicamente la conspiración para derrocarlo, repitiendo operaciones con las que ha desestabilizado, subordinado y depuesto presidentes y gobiernos democráticos en Latinoamérica. Esta situación impone al nuevo presidente de Argentina la urgencia de adoptar una clara política exterior y una sólida seguridad democrática para garantizar el cumplimiento de su mandato.
Socialismo del siglo 21 es la denominación política asumida por las dictaduras de Latinoamérica bajo mando de Cuba, integradas por Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y por los gobiernos para dictatoriales de Fernández/Kirchner de Argentina, López Obrador de México, Boric de Chile, Petro de Colombia y Lula da Silva de Brasil. Es denominado también castrochavismo, un neologismo que describe la asociación de los dictadores Fidel Castro y Hugo Chávez en un sistema de delincuencia organizada trasnacional que perpetra, encubre y defiende la violación de derechos humanos, terrorismo de Estado, narcotráfico, terrorismo, crímenes de lesa humanidad, trata de personas, migraciones forzadas y más.
El dictador de Venezuela Nicolás Maduro declaró respecto a la elección de Javier Milei como Presidente de Argentina, que “nosotros no vamos a callar porque es una tremenda amenaza la llegada de un extremista de derecha, con un proyecto colonial, absolutamente colonial, arrodillado al imperialismo norteamericano”, agregando que Milei “representa la derecha neonazi de Argentina que pretende liderar un proyecto colonial en toda América Latina y el Caribe”. Deja clara la posición y decisión de las dictaduras.
Los presidentes para dictatoriales son elegidos en países con democracia pero deben su llegada al poder al castrochavismo, por lo que subordinan su gobierno y país al sostenimiento y encubrimiento de las dictaduras mediante una política exterior y acciones internas entreguistas. López Obrador desde México criticó la elección de Milei diciendo que “nosotros respetamos la decisión que tomó un grupo mayoritario en Argentina….aunque es algo que consideramos no les va ayudar….ya es claro que no coincidimos con los que sostienen una política autoritaria, privatizadora, racista, clasista”. Petro desde Colombia escribió: “Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina y ya veremos…el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad”.
Las conspiraciones castrochavistas a lo largo de todo este siglo persiguen por lo menos tres objetivos: el primero y central es derrocar al gobierno, atribuyéndole los crímenes del derrocamiento para perseguir a sus miembros; si no lo logran buscan modificaciones sustanciales a la estructura institucional del país con la bandera de la “constituyente” y otros cambios; y si eso tampoco se consigue, debilitarán al presidente y al gobierno creando condiciones de desgaste para impulsar un candidato de su amaño que gane las próximas elecciones.
Empezando el siglo fue derrocado el presidente de Ecuador Jamil Mahuad a días de haber dolarizado la economía de su país; cayó el presidente de Argentina Fernando de la Rua; luego fue derrocado el presidente de Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada; depuesto el presidente de Ecuador Lucio Gutiérrez; derribado de su cargo el Secretario General de la OEA Miguel Antel Rodríguez; destituido por golpista Pedro Castillo en Perú; Guillermo Lasso forzado a la muerte cruzada acaba de dejar anticipadamente la presidencia de Ecuador.
Este método se usó en 2019 y 2020 en Chile, Ecuador y Colombia, y en 2022 y 2023 en Perú. En Chile con el presidente Piñera lograron las fases uno y dos, debilitaron al gobierno y consiguieron la asamblea constituyente con cuyo pretexto Boric ganó las elecciones; en Colombia debilitaron al gobierno del presidente Duque y luego hicieron a Petro presidente; en Ecuador el presidente Lenin Moreno resistió el golpe de estado y no cedió ninguna de las fases pero terminó su mandato con popularidad destrozada; en Perú la presidenta Boluarte se debate en las fases una y dos de una conspiración aparentemente detenida por algún tipo de acuerdo.
Una de las características del castrochavismo es que siempre hace públicos sus objetivos como el mejor mecanismo para confundir a sus víctimas que simplemente no creen hasta que es demasiado tarde. La conspiración contra Javier Milei ha comenzado con el asesinato de su reputación interna e internacional señalándolo como “ultraderechista”, manipulando su autoproclamada condición de “libertario” con la de “autoritario, privatizador, racista, clasista, neonazi, colonial y pro imperialismo norteamericano”, el enemigo, mientras activan el aparato interno con soporte operativo y de inteligencia de Cuba, Bolivia, Venezuela, de las FARC, el ELN, el Foro de Sao Paolo y más.
(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista y politólogo. Director Ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
Cuando el presidente electo de Argentina Javier Milei aún no ha asumido, el socialismo del siglo 21 o castrochavismo ya ha iniciado públicamente la conspiración para derrocarlo, repitiendo operaciones con las que ha desestabilizado, subordinado y depuesto presidentes y gobiernos democráticos en Latinoamérica. Esta situación impone al nuevo presidente de Argentina la urgencia de adoptar una clara política exterior y una sólida seguridad democrática para garantizar el cumplimiento de su mandato.
Socialismo del siglo 21 es la denominación política asumida por las dictaduras de Latinoamérica bajo mando de Cuba, integradas por Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y por los gobiernos para dictatoriales de Fernández/Kirchner de Argentina, López Obrador de México, Boric de Chile, Petro de Colombia y Lula da Silva de Brasil. Es denominado también castrochavismo, un neologismo que describe la asociación de los dictadores Fidel Castro y Hugo Chávez en un sistema de delincuencia organizada trasnacional que perpetra, encubre y defiende la violación de derechos humanos, terrorismo de Estado, narcotráfico, terrorismo, crímenes de lesa humanidad, trata de personas, migraciones forzadas y más.
El dictador de Venezuela Nicolás Maduro declaró respecto a la elección de Javier Milei como Presidente de Argentina, que “nosotros no vamos a callar porque es una tremenda amenaza la llegada de un extremista de derecha, con un proyecto colonial, absolutamente colonial, arrodillado al imperialismo norteamericano”, agregando que Milei “representa la derecha neonazi de Argentina que pretende liderar un proyecto colonial en toda América Latina y el Caribe”. Deja clara la posición y decisión de las dictaduras.
Los presidentes para dictatoriales son elegidos en países con democracia pero deben su llegada al poder al castrochavismo, por lo que subordinan su gobierno y país al sostenimiento y encubrimiento de las dictaduras mediante una política exterior y acciones internas entreguistas. López Obrador desde México criticó la elección de Milei diciendo que “nosotros respetamos la decisión que tomó un grupo mayoritario en Argentina….aunque es algo que consideramos no les va ayudar….ya es claro que no coincidimos con los que sostienen una política autoritaria, privatizadora, racista, clasista”. Petro desde Colombia escribió: “Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina y ya veremos…el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad”.
Las conspiraciones castrochavistas a lo largo de todo este siglo persiguen por lo menos tres objetivos: el primero y central es derrocar al gobierno, atribuyéndole los crímenes del derrocamiento para perseguir a sus miembros; si no lo logran buscan modificaciones sustanciales a la estructura institucional del país con la bandera de la “constituyente” y otros cambios; y si eso tampoco se consigue, debilitarán al presidente y al gobierno creando condiciones de desgaste para impulsar un candidato de su amaño que gane las próximas elecciones.
Empezando el siglo fue derrocado el presidente de Ecuador Jamil Mahuad a días de haber dolarizado la economía de su país; cayó el presidente de Argentina Fernando de la Rua; luego fue derrocado el presidente de Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada; depuesto el presidente de Ecuador Lucio Gutiérrez; derribado de su cargo el Secretario General de la OEA Miguel Antel Rodríguez; destituido por golpista Pedro Castillo en Perú; Guillermo Lasso forzado a la muerte cruzada acaba de dejar anticipadamente la presidencia de Ecuador.
Este método se usó en 2019 y 2020 en Chile, Ecuador y Colombia, y en 2022 y 2023 en Perú. En Chile con el presidente Piñera lograron las fases uno y dos, debilitaron al gobierno y consiguieron la asamblea constituyente con cuyo pretexto Boric ganó las elecciones; en Colombia debilitaron al gobierno del presidente Duque y luego hicieron a Petro presidente; en Ecuador el presidente Lenin Moreno resistió el golpe de estado y no cedió ninguna de las fases pero terminó su mandato con popularidad destrozada; en Perú la presidenta Boluarte se debate en las fases una y dos de una conspiración aparentemente detenida por algún tipo de acuerdo.
Una de las características del castrochavismo es que siempre hace públicos sus objetivos como el mejor mecanismo para confundir a sus víctimas que simplemente no creen hasta que es demasiado tarde. La conspiración contra Javier Milei ha comenzado con el asesinato de su reputación interna e internacional señalándolo como “ultraderechista”, manipulando su autoproclamada condición de “libertario” con la de “autoritario, privatizador, racista, clasista, neonazi, colonial y pro imperialismo norteamericano”, el enemigo, mientras activan el aparato interno con soporte operativo y de inteligencia de Cuba, Bolivia, Venezuela, de las FARC, el ELN, el Foro de Sao Paolo y más.
(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista y politólogo. Director Ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy