Petro repite en Colombia el “exitoso” plan castrochavista aplicado en Venezuela, Bolivia y Nicaragua
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
Elegido presidente democráticamente como la primera minoría de Colombia, Gustavo Petro gobierna con el plan trasnacional del socialismo del siglo XXI o castrochavismo diseñado para confrontar al pueblo, empoderar al crimen organizado y el narcotráfico, atacar las instituciones democráticas y partidos políticos, exacerbar conflictos con discurso populista y llevar el país a la situación de debilidad que le permita el control total del poder. Petro repite la exitosa estrategia castrochavista dirigida por Cuba, cuyos resultados se ven en Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
El éxito consiste en el control total del poder y la consolidación de un sistema no democrático, no en los resultados que son catastróficos, porque hacen desaparecer la libertad, violan los derechos humanos, ejercen el gobierno con terrorismo de estado, no hay separación ni independencia de los poderes públicos, desparece el estado de derecho, institucionalizan el fraude electoral y persiguen a la oposición con presos, asesinados y exiliados políticos. Son las notas características del sistema que detenta el poder en Venezuela, Bolivia y Nicaragua y que pasó por Ecuador con Correa.
Las consecuencias son notables: el centro de las conspiraciones y estrategias que es Cuba tiene sometido a su pueblo a una “crisis total” de hambre y miseria; la principal expansión del modelo castrochavista que es Venezuela ha sometido a su pueblo en “crisis humanitaria” de la que se huye; el modelo económico difundido como exitoso de la dictadura de Bolivia tiene al pueblo en “crisis económica” y opresión; la violencia e impunidad de la dictadura Nicaragua ha creado la “crisis del terror” con crímenes de lesa humanidad. Los cuatro países son narcoestados y sus regímenes antiimperialistas.
El plan castrochavista consiste en el deterioro gradual e intensivo de los elementos esenciales de la democracia: Violan sistemáticamente la libertad y los derechos humanos empoderando al crimen organizado y al narcotráfico incorporando sus operadores como actores de la política nacional; atacan las instituciones democráticas con discursos populistas agradables a la gente pero que conducen a la destrucción del sistema, como de salud, educación, vivienda, seguridad y más; manipulan la libertad de prensa señalando a la prensa libre como antinacional, burguesa o de derecha; destrozan gradualmente la empresa y la propiedad privada; plantean asambleas constituyentes para liquidar la república; en suma piden una revolución que en verdad es involución.
El socialismo del siglo XXI cuando toma el gobierno con un presidente como Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador u Ortega en Nicaragua ha demostrado que aplica la técnica del “golpe de estado blando” que consiste en el “uso de un conjunto de técnicas no frontales, conspirativas y progresivas para desestabilizar el sistema y causar su reemplazo”. Son “sucesivos golpes de estado que destrozan la institucionalidad hasta reemplazarla por la concentración total del poder”.
En Venezuela Chávez procedió rapidamente porque tenía el control del legislativo e implementó su constituyente que terminó con la democracia venezolana; en Bolivia Morales tuvo que masacrar, perseguir y corromper a la oposición que permitiendo y cometiendo crímenes produjo la dictadura; en Ecuador la suma de control y corruptela permitieron la dictadura de Correa que fue suprimida por el valiente liderazgo el presidente Lenin Moreno; en Nicaragua la dictadura fue posible por el entreguismo de oposición corrupta a cambio de impunidad.
Para entender lo que Petro está haciendo en y con Colombia solo hay que revisar la historia de Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador y Ortega en Nicaragua. Petro empezó reivindicando el narcotráfico, repitiendo la narrativa del supuesto fracaso de la lucha contra el narcotráfico para allanar el camino de soporte a los grupos guerrillero/narco organizados y sostenidos por Cuba y Venezuela. Puso la política exterior de Colombia al servicio de las dictaduras, incluyendo su acción personal en visitas de estado a Estados Unidos y España. La apertura y subordinación al régimen de Venezuela y al dictador Maduro afecta la seguridad nacional de Colombia y puede configurar graves delitos.
El discurso desde el balcón el primero de Mayo copia a Castro, Chávez, Morales, Correa, Maduro y Ortega con amenazas a la democracia, proclama abierta de golpe de estado, falacias históricas e interpretaciones manipuladas, llamado a movilizaciones populares incitando a la confrontación y al crimen con pretexto de revolución. El ataque contra el Fiscal General no es un dato menor porque muestra un dictador en ejercicio, frenado por la institucionalidad de la Corte Suprema de Justicia, pero que sin embargo ha puesto en riesgo la vida del Fiscal General, su familia y más.
(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista y politólogo. Actual Director del Interamerican Institute for Democracy.