Las dictaduras se instalan cuando hay traición de la oposición y del empresariado nacional
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
El siglo XXI proyectado como el de la democracia plena en las Américas se ha convertido en el de la expansión de las dictaduras. La dictadura de Cuba que se consumía en su periodo especial en la última década del siglo pasado ha extendido su sistema de crimen organizado a Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y continua su conspiración en la región. Pero, aún con el control de gobiernos en países democráticos no han quebrado la democracia porque las dictaduras se instalan cuando hay la traición de la oposición y del empresariado nacional.
El 11 de Septiembre de 2001 mientras se firmaba en Lima-Perú la “Carta Democrática Interamericana” se producía en territorio de los Estados Unidos el ataque terrorista. La Carta Democrática un tratado constitutivo marca la institucionalización de la democracia como “el derecho de los pueblos de las Américas que los gobiernos tienen la obligación de promover y defender”; los ataques terroristas marcan el cambio radical de política exterior de Estados Unidos que dejó abierta la región para la expansión de dictaduras.
Organización con recursos ilimitados, liderazgo público de Hugo Chávez que subordinó a Fidel Castro, fundada en la estructura de inteligencia y operaciones de la dictadura de Cuba que había ensangrentado la región los últimos 40 años, el mecanismo del Foro de Sao Paolo, discurso antiimperialista, propuestas populistas frente a gobiernos democráticos acosados por el cumplimiento de metas economicistas, desestabilizaron el sistema democrático, derrocaron gobiernos, crisis y tomaron el poder.
El populismo bolivariano se volvió socialismo del siglo XXI o castrochavismo. Con la muy oportuna muerte de Chávez la dictadura de Cuba tomó la jefatura que tanto le había incomodado y Venezuela pasó de socio capitalista y jefe a principal colonia. El liderazgo de Latinoamérica en el siglo XXI fue ejercido por Hugo Chávez y a su muerte pasó a los dictadores de Cuba. Así quedó marcado el eje de confrontación de dictadura contra democracia que se develaría global con la invasión de Rusia a Ucrania.
La Carta Democrática Interamericana que debió ser el inicio de la “democracia plena” marca contradictoriamente los peores tiempos para la democracia en las Américas con el control de la Organización de Estados Americanos por el castrochavismo con la gestión Insulza, en la que se ignoran los elementos esenciales de la democracia, se encubre la violación de derechos humanos, se soslaya la existencia de presos y exiliados políticos y se subordina la democracia al dinero proveniente del vaciamiento de Venezuela, de la corrupción con fondos federales de Brasil con Lula/lavajato y del desarrollo de narcoestados que son hoy Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
En este peligroso escenario el castrochavismo llegó a controlar prácticamente todos los gobiernos de Latinoamérica, pero solo consiguió establecer dictaduras en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador que fue redimido por Lenin Moreno. Controló Argentina con los Kirchner y ahora nuevamente pero sin poder romper la democracia, en Paraguay con Lugo pero entregaron el poder, en Uruguay con Mujica y sigue la democracia, en Chile pasó Bachelet y ahora tienen a Boric sin lograr quebrar la institucionalidad, en Brasil pasaron Lula, Rousseff y ahora volvió Lula pero la democracia resiste, están en Colombia con Petro y en México con López Obrador… Centroamérica y el Caribe muestran lo mismo.
Los países donde el castrochavismo hizo dictaduras son aquellos en los que la oposición política hizo “hizo arreglos de entendimiento para quebrar la institucionalidad democrática” permitiendo asambleas constituyentes, falsificando reformas y mecanismos que otorgaron progresiva e irreversiblemente el control total del poder. En Nicaragua fue Alemán y más a cambio de impunidad, en Bolivia Mesa, Quiroga, Doria Medina, Ortiz…con negocios, en Venezuela….tantos y tan conocidos por los venezolanos…. Instalada la dictadura, todos los entreguistas de la democracia son “oposición funcional”.
Luego de la traición política sobrevino la del empresariado nacional, que se acomodó a importantes y lucrativos negocios con el régimen que incluían la liquidación de la “prensa libre” por medio de la venta o confiscación de medios. Fueron socios de la liquidación del periodismo de denuncia e investigación que tuvo como destino cárceles y exilio.
Son más las sociedades que han derrotado y están derrotando la agresión de las dictaduras. Lo hacen hoy Perú, Colombia, México, nuevamente Argentina, Chile, Ecuador y Brasil. Oposiciones que no venden los principios ni la institucionalidad democrática, empresarios que no prefieren el negociado oportunista al libre mercado y periodistas que con esas condiciones pueden seguir siendo la última trinchera de la libertad frente al crimen organizado transnacional.
(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista y politólogo. Actualmente es Director del Interamerican Institute for Democracy.