"Sanciones inhabilitantes” para impedir que las dictaduras sigan sostenidas por las democracias
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
Cuba, Venezuela y Nicaragua son las tres dictaduras reconocidas y Bolivia es la dictadura encubierta que aún impone su falsificación de democracia. Los cuatro regímenes integran un solo sistema. Por la violación de derechos humanos, la suplantación electoral, la protección al narcotráfico y otros crímenes, son objeto de sanciones que lejos de terminarlas les otorgan narrativa de victimizarse y seguir sostenidas por el sistema democrático internacional. Para cesar las dictaduras son necesarias “sanciones inhabilitantes”.
Al sistema internacional y a las democracias les toma mucho tiempo reconocer la condición de “dictadura” de un gobierno que institucionaliza la violación de los derechos humanos, que suprime y violenta las libertades individuales, que ha liquidado el estado de derecho, que concentra todo el poder haciendo desaparecer la división e independencia de poderes, que manipula las elecciones convirtiéndolas en una farsa criminal y que haciendo todo eso y mas, detenta indefinidamente el poder con impunidad.
El régimen castrista de Cuba reciclado como jefe del socialismo del siglo XXI o castrochavismo, es la dictadura que está llegando a 63 años de oprobio y que para lograrlo ha pasado por varias etapas de narrativas cargadas de adjetivos tan grandilocuentes como falsos de revolución, liberación, antiimperialismo e incluso independencia, mientras masacraba, fusilaba e institucionalizaba la violación de derechos humanos y la desestabilización ensangrentada de las democracias. Pero, ha sobrevivido impune con el discurso de “sanciones y bloqueo” a los que atribuye todos los males de su concepción y ejercicio criminal.
La expansión de la dictadura de Cuba en el siglo XXI ha producido las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, (y pasado por Ecuador) países en los que se puede comprobar la metodología y efectos devastadores cercanos a los sufridos por el pueblo cubano. En los cuatro países hay presos y exiliados políticos, la violación de derechos humanos esta garantizada por “leyes infames”, no existe ninguno de los elementos esenciales de la democracia, han sido convertidos en narcoestados, ejercen terrorismo de Estado y han creado su sistema para detentar indefinidamente el poder, con oposiciones funcionales y la justicia como principal instrumento de represión.
La revolución tecnológica del siglo XXI ha puesto en evidencia y en tiempo real los crímenes de las dictaduras. Prueban la represión criminal contra la población civil de Cuba que desde el 11 de Julio está en permanente y creciente resistencia civil por LIBERTAD con el clamor de PATRIA Y VIDA.
Demuestran las torturas a presos políticos, asesinatos y crímenes de lesa humanidad del régimen de Venezuela. Certifican la resistencia civil del pueblo de Nicaragua frente a los crímenes electorales rematados el 7 de Noviembre y las torturas y crímenes a los presos políticos. Establecen el accionar dictatorial criminal en Bolivia frente al paro nacional contra las leyes malditas.
Frente a estas atrocidades la comunidad internacional por medio de organismos como la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y países democráticos como Estados Unidos, Canadá y otros, imponen “sanciones” a miembros de las dictaduras y a los estados que éstas controlan. En derecho internacional una sanción es el “mecanismo o medio de solución pacifica de controversias que tiene por objeto influir a los estados que incumplen las normas internacionales”, que evitan el uso de la fuerza pero buscan un cambio de conducta en el marco del respeto a los principios y obligaciones internacionales.
Las sanciones a las dictaduras y a sus personeros, que en el caso de Cuba y Venezuela tienen décadas, son inefectivas, no sirven para terminar con el oprobio dictatorial, ni siquiera para cambiar la actitud de los sancionados cuya reincidencia y contumacia esta probada. Mientras se aplican tales sanciones, las dictaduras siguen sostenidas por las democracias recibiendo cooperación internacional, créditos de organismos económicos multilaterales, muchos recursos bajo el titulo de ayuda humanitaria, mantienen relaciones comerciales, sus sistemas financieros siguen plenamente operativos.
Para ayudar a los pueblos que en resistencia civil pacífica luchan por recuperar su libertad en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, las sanciones -si se quieren efectivas y no efectistas- deben ser “sanciones inhabilitantes”, esto es “sanciones que las incapaciten para seguir detentando el poder”, tales como supresión de su condición de sujetos de crédito internacionales, suspensión en el sistema económico, inhabilitación de sus sistemas financieros privados y mas.
(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista, politólogo, 5 veces ministro de Estado en Bolivia y actual Director Ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy.