El terrorismo de Estado no puede ser ignorado en la Cumbre de las Américas
Por Carlos Sánchez Berzaín (*)
Los regímenes de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua “ejercen el poder utilizando métodos ilegítimos destinados a producir miedo y terror en la población civil para generar comportamientos que de otra manera no se producirían” y detentar el poder indefinida e impunemente. Es “terrorismo de Estado”, un sistema de organización basado en la comisión de crímenes de lesa humanidad, que utiliza fiscales y jueces para violar derechos humanos, en que las poblaciones víctimas están en situación de indefensión y que la IX Cumbre de las Américas no puede ignorar.
Terrorismo es la “dominación por el terror”, la “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. El terror es el “miedo muy intenso”. Cuando el terrorismo se realiza desde el ejercicio del poder o desde el gobierno, estamos frente al terrorismo de Estado que se expresa desde el “uso de la coacción o persecución ilegítima, el secuestro, desapariciones forzosas, la tortura, el asesinato”, la “manipulación de normas y procedimientos legales” hasta la creación de políticas o normas que “impida a la propia población el abandono del país, o la promoción del exilio”.
Los actos de terrorismo de Estado se realizan cometiendo delitos agravados en razón del cargo de los gobernantes y “crímenes de lesa humanidad” como lo señala el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en vigor desde el 1 de Julio de 2002 que en su artículo 7 tipifica la “Encarcelación u otra privación grave de la libertad física…”, la “Tortura”, la “persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables…” y “otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”.
La realidad objetiva demuestra que los regímenes de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua han uniformado su metodología de terrorismo de Estado a partir de los más de 60 años de la exitosa practica del régimen cubano en estos crímenes. Utilizan violencia y se ejerce principalmente por procedimientos judiciales que no respetan ningún derecho y que son “linchamientos”. Han hecho desaparecer el “estado de Derecho” y el llamado poder judicial es solamente un mecanismo de operación dictatorial.
La prueba del terrorismo de Estado se encuentra en los textos de las “leyes de las dictaduras”, que son “leyes infames”, en las que han instituido “delitos especiales” con “penas agravadas”, terminando el “debido proceso legal”, extinguiendo la “presunción de inocencia”, liquidando “la igualdad de las partes”, anulando “el derecho de defensa” y simplemente han establecido procedimientos con los que a arbitrio de fiscales y jueces un acusado sin pruebas puede permanecer preso en “detención preventiva” indefinidamente, o puede ser condenado en horas a privación de su libertad por décadas. En los años 60 en Cuba los fusilaban, ahora aplican la muerte lenta.
Las víctimas de hoy son los falsamente acusados por las manifestaciones del 11 de Julio de 2001 en Cuba, los candidatos presidenciales y líderes de Nicaragua, los dirigentes cívicos y mandos militares y policiales en Bolivia, y los torturados civiles y militares en Venezuela. Los presos políticos de las dictaduras del socialismo del siglo XXI o castrochavismo, son con órdenes judiciales, de “jueces infames”, que dictan “sentencias atroces” destinadas a producir terror. Esos mismos jueces son los que encubren a la corrupción, el narcotráfico, las masacres, asesinatos, presos políticos muertos y el sistema de terror que aplican sus policías políticas.
La prueba del terrorismo de Estado está en los informes que certifican el número de presos políticos en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Mas prueba de terrorismo de Estado se ve en la prensa, con los millones de cubanos y venezolanos que han tenido que abandonar forzadamente su país y que siguen, lo mismo que los casi doscientos mil nicaragüenses y los miles de bolivianos. La crisis migratoria es consecuencia de una causa que se llama “dictaduras de terrorismo de Estado” que la han hecho un arma de agresión y un gran negocio.
Representantes de la sociedad civil estarán presentes en la IX Cumbre de las Américas y podrán ratificar lo que todos los lideres democráticos, diplomáticos, periodistas y asistentes a la Cumbre ya saben, que “hay terrorismo de Estado en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua”, que “está institucionalizado” y que los “pueblos en situación de indefensión” necesitan se apliquen las normas internacionales para cesar el oprobio.
(*) Carlos Sánchez Berzaín, es abogado constitucionalista, politólogo y actual Director del Interamerican Institute for Democracy.