Venezuela: Solidaridad mafiosa

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Venezuela: Solidaridad mafiosa

Por Hernán Maldonado

Mientras gran parte del mundo se alinea tras Edmundo González Urrutia para que rescate la democracia en Venezuela, la España de Pedro Sánchez guarda ominoso silencio.

González Urrutia, como embajador del gobierno de Carlos Andrés Perez, acompañó a Felipe Gonzalez en su clandestino regreso a España hace 50 años, para que se erigiera en el baluarte del retorno a la democracia en la Madre Patria.

Felipe Gonzalez, máximo líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no ha olvidado ese gesto del venezolano y lo ha rodeado de su cálido apoyo desde que González Urrutia aterrizó en España.

González Urrutia fue el gran triunfador de las elecciones del 28 de julio por un margen 70-30% del tirano Nicolás Maduro, quien lo obligó a exiliarse, pensando en que así enfriaría los ánimos caldeados de los venezolanos al saber que Maduro proclamó su írrita victoria.

En concomitancia con Pedro Sánchez, actual gobernante español (del PSOE), el chavismo hizo que González Urrutia se asilara en la embajada de España en Caracas, para doblegar a la oposición venezolana y dejarla aislada a su máximo líder, Maria Corina Machado.

¿Por qué Sánchez se prestó al infame juego de Maduro?

Simplemente porque Sánchez le debe mucho a la tiranía venezolana. En enero del 2020 la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodriguez, aterrizó en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, siendo recibida por el ministro de transporte de Sanchez, José Luis Avalos.

Por las sanciones europeas contra Venezuela, la chavista no debía pisar suelo español y menos ser recibida por un alto funcionario. Pero la gran cuestión develada fue que Rodríguez entregó a Avalos 40 maletas conteniendo más de 60 millones de dólares y lingotes de oro que fueron a parar a las arcas del PSOE.

Lo que empezó a conocerse como el "delcygate" (¿recuerdan el Watergate?) actualmente es investigado judicialmente en España y tiene con la soga al cuello a Sánchez y sus apandillados.
Este y otros escándalos, como las marramucias de su mujer, Begoña en la Universidad Complutense, y las del hermano de Pedro, son noticia de todos los días, por todo lo cual el gobierno del socialista pende de un hilo.

Al puro estilo del narco castro-chavismo, Sánchez inventa un día si y otro, no cosas para desviar la atención de la opinión pública.

Al margen de mirar para otro lado lo que está ocurriendo en Venezuela, con las graves violaciones a los derechos humanos, ahora a Sánchez se le ocurrió festejar los 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco...

"Festejo" absurdo, porque Franco murió de viejo y enfermo, no por alguna acción heroica de los socialistas-comunistas españoles...

Pero para Sánchez, lo importante es que la gente mire para otro lado y no las acciones del juez Juan Carlos Peinado que lo investiga, así como a su mujer y al hermano.

Ya el 2019 hizo lo mismo ordenando que se exhumara el cadaver de Franco del Mausoleo del Valle de los Caídos, donde reposan miles de los restos de combatientes de ambos lados de la cruenta Guerra Civil Española (1936-1939).

"¿Se entiende ahora el porqué de la ominoso silencio de Sánchez y su pandilla sobre lo que ocurre en la atribulada Venezuela?