Bolivia: La "industrialización"

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Bolivia: La “industrialización”

Por Hernán Maldonado

El actual presidente Luis Arce Catacora no desperdicia discurso alguno para no prometer la industrialización de Bolivia, para que el país deje de ser simple exportador de materias primas.

La industrialización, en manos de la empresa privada, no solo es deseable, sino imperiosa y el “papa Estado” debería propender a su apoyo facilitándolo y no poniendo trabas.

El problema es que Arce Catacora y sus socialistas de nuevo cuño, quieren una “industrialización” por iniciativa del Estado, con los dineros de los contribuyentes.

El que un ignorante como su jefazo, Evo Morales, hable de esa soberana estupidez, es hasta disculpable, pero que lo haga quien presume de haber leído en libro grande, es imperdonable.

En ningún país el Estado ha tenido éxito en la industrialización. Solo ha servido para producir personal tarifado para inflar las filas del partido gobernante.

Bolivia es el ejemplo más reciente. De las muchas empresas creadas por el jefazo en sus 14 años de gobierno, ¿hay alguna que le genere riqueza al Estado?

En la Venezuela Saudita, cuando llovían los dólares por el aumento de los precios del crudo de exportación (pasaron de 22 dólares el barril a 144) el Chavismo creo sin ton ni son fábricas de automóviles, de fusiles Kalashnikov… nacionalizó industrias como las del acero, petróleo, petroquímica, etc. etc. ¿Alguna funcionó?

Cuba “socialista” se apoderó de toda la economía de la isla y sepultó a la iniciativa privada. Hoy su gente, como en la Venezuela chavista, busca comida en los basurales, sin medicinas, gasolina, gas doméstico, electricidad, etc.

Simplemente el Estado, como administrador es un fracaso en todas partes. ¿Por qué?
El empresario jamás trabaja para perder dinero. Está siempre, como se dice popularmente, “ojo al charque”. Vigila si sus empleados asisten al trabajo, si cumplen con las tareas encomendadas o para las que fueron contratados, están pendientes de los insumos y el buen estado de su maquinarias. No demora en contratar técnicos para las reparaciones, etc. etc.

Estas cosas no hace el papa-Estado, porque no tiene empleados, sino militantes supernumerarios a los que les importa un rábano la planta o la industria en la que vegetan.

Hace algunos años tuve dos familiares que trabajaban en Venezuela. Provenian de un país siempre escaso en recursos y les sorprendía el manirrotismo de los venezolanos.

Uno de ellos, médico en Güiria, recibía en su medicatura rural cajas de algodones, vendajes, litros de yodo, alcohol, mercurio-cromo, etc. Una exageración para un poblado menor de 15.000 habitantes. Las empleadas se llevaban mensualmente a sus casas (hasta hoy no sé que harían con ello) esos insumos.

La otra era enfermera instrumentista en el Hospital de Clínicas, el más grande en Venezuela en aquellos años. Veía que de cuando en cuando su sección se resurtía de instrumental quirúrgico. Le parecía un enorme despilfarro. Descubrió que las enfermeras y empleadas los hacían desaparecer.

Un día halló que una de sus colegas se llevaba instrumental quirúrgico en su cartera y le reclamó…
En lugar de avergonzarse, la susodicha lo que hizo fue espetarle a quemarropa: “A vos que te importa… ¿Acaso es tu dinero?

¿Lo sabrá el “industrializador” con dineros del pueblo?: ¿Así o más claro?