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Sábado 22 de julio del 2006


LAS VISAS A EEUU

Por Hernán Maldonado

Evo Morales no tiene visa de entrada a Estados Unidos “porque nunca la ha solicitado”, dijo en septiembre del 2003 un funcionario del Departamento de Estado y me gustaría saber si desde entonces las cosas han cambiado.

Eran las épocas en que Morales, como dirigente cocalero, no pudo viajar a Miami a una gran manifestación organizada por grupos antiglobalizadores opuestos a la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Ahora Morales, que sigue siendo anti-ALCA, es presidente de los bolivianos y si quiere visitar Estados Unidos necesita al menos una invitación oficial. A Naciones Unidas puede ir cuando quiera porque goza de extraterritorialidad.

Estados Unidos jamás da explicaciones del porqué niega visa de entrada a los extranjeros. Hace algunos años despojó de sus visas a altos dirigentes del MIR y uno de ellos, que más después fue canciller, quedó tan lastimado que hasta contrató una famosa y carísima firma de abogados en Washington para que se le restituyera la visa.

En su actual viaje a Washington el vicepresidente Alvaro García Linera declaró que cree que el presidente George W. Bush se reunirá con Morales cuando coincidan en octubre en la Asamblea de la ONU. Habrá que recordarle que deseos no preñan.

A propósito del problema que experimentó García Linera para abordar el avión de American Airlines en La Paz, no me cabe ninguna duda de que nuestro vicepresidente no tenía visa de entrada en Estados Unidos, quizás desde sus épocas de ideólogo guerrillero.

Lo que parece haber ocurrido es que el trámite burocrático para habilitarle una visa diplomática (a menos que haya habido otro mensaje subliminal) tardó más de lo esperado y de ahí los apuros del embajador David N. Greenlee. Nuestro presidente, tan suelto de lengua, ya insinuó una posible “nueva provocación” del imperio a su gobierno.

Si Washington nunca da explicaciones del porqué quita una visa suya, debe inferirse que es por una de las razones que a manera de preguntas hacen sus funcionarios de inmigración a los que tramitan su residencia en Estados Unidos.

En una entrevista personal el solicitante, bajo juramento, debe declarar que jamás ha pertenecido a organizaciones extremistas, ha traficado o consumido drogas, que ha pertenecido a movimientos comunistas, nazifascistas, que ha tenido problemas con la justicia y un largo etc. que incluye el que nunca participó en acciones antidemocráticas o contra Estados Unidos.

Por su alta investidura un Jefe de Estado extranjero no necesita visa, pero si invitación. A propósito, se sabe que el presidente Hugo Chávez ha gastado una pequeña fortuna en cabilderos para que le consigan una invitación de Bush. Jamás lo ha conseguido.

El principal voceador del antimperialismo en el hemisferio en estos momentos hasta es excluido de citas en las que podría coincidir con Bush. Ya ocurrió en la cumbre de Lima en la que de los países andinos el único ausente fue el presidente venezolano.

Las señales de afectos y desafectos desde Washington se ven claramente. Alan García fue felicitado rápidamente por la Casa Blanca por su triunfo en las elecciones presidenciales peruanas y ni que se diga el colombiano Alvaro Uribe. Antes lo fue el uruguayo Tabaré Vásquez. Y hasta un poco precipitadamente, porque oficialmente los resultados se sabrán el 2 de septiembre, ha ocurrido también con el candidato presidencial mexicano Felipe Calderon.

Hasta ahora, que yo sepa, Bush sólo delegó a subalternos suyos para que felicitaran a Morales. No sé si en nuestra “cosmovisionaria”cancilleria se captan esos “mensajes a García”.





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