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Martes 19 de mayo de 1998


LA VIOLENCIA EN EL FUTBOL
VISTA POR LOS AMERICANOS

Por Hernán Maldonado
Especial para la Agencia de Noticias Fides


Miami - Los amantes del fútbol que por largos años viven en Estados Unidos creen que los "dueños" del deporte profesional establecido (baloncesto, béisbol, football y hockey) hacen todo lo que está a su alcance para evitar que se popularice en este país el incipiente balompié.

Y mientras más tiempo pasa, hay más razones para pensar que no están muy equivocados.

Pareciera que hay un interés especial en mostrar a los norteamericanos que el fútbol, fiesta del pueblo y de multitudes en los cuatro puntos cardinales del planeta, es un deporte asociado intrínsecamente a la violencia.

La prensa estadounidense se presta a ese juego malicioso de hacer ver a los amantes del fútbol como a unos violentos por naturaleza. Hasta en los pies de fotografía puede verse la descripción de una jugada no como un disparo del balón hacia la valla contraria, sino como "una patada".

Por la misma vía, una carretilla o una barrida (que por cierto está por ser definitivamente prohibida por la FIFA) es confundida con un tackle, terminología propia del football americaño, en el que efectivamente la intención del jugador defensivo es derribar, casi a como de lugar, al contrario.

El fútbol, un deporte noble donde la caballerosidad es la regla y no la excepción, trata de ser presentado como el opio popular donde los tercermundistas sacian sus frustraciones en las tribunas no sólo con expresiones, sino con actos antisociales.

Y a este juego se prestan hasta los que deberían promover el fútbol en Estados Unidos. No hace ni una semana que la Major League Soccer (MLS) la liga profesional del fútbol estadounidense, le prohibió al salvadoreño Mauricio Cienfuegos levantarse la camiseta tras anotar un gol, para que debajo de ella se viera la bandera de su país.

Según la MLS esa actitud, sana alegría en cualquier rincón del mundo, incita a la violencia. Otro tanto acaba de ocurrir con la hinchada del Fusion de Miami que, tras la detención de varios de sus miembros, ha sido exhortada a no gritar ni saltar en las graderías, como si el fútbol fuera algo parecido a un concierto sinfónico.

La semana pasada el juez Víctor Perrota ordenó la suspensión del campeonato argentino hasta que la AFA garantice la seguridad de las personas dentro y fuera de las canchas. La medida siguió a los incidentes previos al encuentro entre Independiente y River Plate por el torneo Clausura, que acabó con dos heridos de bala.

Como no podía ser de otra manera, este hecho fue magnificado por la prensa en Estados Unidos, al punto que un diario de Miami publicó la noticia en su portada.

La violencia en el fútbol, condenable desde todo punto de vista, no es algo nuevo, pero tampoco tiene las características generales que le quiere dar la prensa norteamericana haciendo aparecer a los hinchas como a unos trogloditas

Hilando más fino, no hay punto de comparación con los resultados de esa violencia con los que genera, por ejemplo el hockey y el football en Estados Unidos. El fútbol lo practican año redondo millones de jugadores profesionales y aficionados alrededor del mundo.

En Estados Unidos el hockey sólo se juega seis meses y el football cinco. En el fútbol a nivel mundial es muy raro que un jugador profesional sufra una lesión que lo inhabilite más allá de seis meses y casi siempre producto de un hecho fortuito. En el football, en cinco meses de actividad, no menos de un centenar de jugadores se lesiona gravemente - dadas las características brutales del juego - algunos de por vida como consecuencia de la fractura de alguna vértebra.

En el hockey, parte del espectáculo para alborozo de las tribunas, son las sangrientas peleas entre jugadores. La sanción consiste en su expulsión de la cancha por … cinco minutos o algo parecido. En el fútbol la pena menor es la expulsión definitiva y un encuentro de suspensión.

En el béisbol y en el baloncesto, agredir a un árbitro le cuesta al infractor una multa y quizás uno, dos… bueno, tal vez cinco encuentros de suspensión. En el fútbol la pena mínima es un año. Y a usted le sobrarán los dedos de una mano si contabiliza cuantos de estos casos se dieron, por ejemplo, este año en los torneos de primera división de todos los países sudamericaños y europeos juntos.

Pese a todo esto, la gran prensa estadounidense, sigue haciéndonos creer que el fútbol es poco menos que un deporte de salvajes.