Venezuela: No voveran




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Domingo 21 de julio del 2013


NO VOLVERAN...

Por Hernán Maldonado

El difunto Hugo Chávez instituyó en Venezuela la consigna de ¡No volverán! refiriéndose a los partidos políticos que tenían plena vigencia cuando se encaramó en el poder y que él se empeñó en que desaparecieran, por las buenas y por las malas.

Por las buenas, apoderándose del caudal electoral que tenían los partidos tradicionales Acción Democrática y Copei (social cristino), mediante la dádiva, el asistencialismo, la prebenda, la coima y el cohecho. Por las malas, persiguiendo vía judicial y de hecho a sus dirigentes.

¡Los volveré polvo cósmico. Los convertiré en la nada! Era la propuesta que desde la tribuna pública prometía cual energúmeno de barrio bajo. Líderes políticos y obreros como Manuel Rosales y Carlos Ortega optaron por el exilio, otros abandonaron la lucha como el ex alcalde Alfredo Peña.

Connotados periodistas, como Rafael Poleo y su hija Patricia, salieron del país clandestinamente acusados de crímenes que no cometieron. Decenas de militares que se le opusieron democráticamente fueron dados de baja, apresados o desterrados.

A mediados de los años 2000 parecía que la destrucción del "viejo sistema de partidos" se había completado. El caudillo del Socialismo del Siglo XXI vociferaba que gobernaría hasta el 2031 "por lo menos", favorecido, además, por los altos ingresos del petróleo que le permitieron gobernar a capricho y ganarse apoyos internacionales.

Pero justo cuando más se empeñaba en que había logrado su propósito, los endebles partidos políticos, más algunos de nuevo cuño, lo volvieron a la realidad al derrotarlo en el referendo constitucional del 2007 que hubiera convertido a Venezuela legalmente en un país comunista.

Aunque Chávez, vía abusivo empoderamiento por la Asamblea Nacional, puso en vigencia muchos de los artículos rechazados en la reforma constitucional, lo evidente es que los partidos políticos a los que dio por muertos demostraron que estaban vivitos y coleando.

Desde entonces no hubo elección alguna en que los opositores mostraran mayor músculo hasta que el pasado 14 de abril vencieron, aunque no cobraron, en las elecciones presidenciales ganadas fraudulentamente por Nicolás Maduro con apenas 1.5% de los votos, irónicamente cuando el único muerto de verdad fue el propio Chávez.

Pero la consigna chavista se mantiene viva. Pese a la evidencia de los escrutinios lo sostiene tercamente Maduro. A su turno y más o menos con pocas variantes la repiten populistas como el ecuatoriano Rafael Correa, la argentina Cristina Kirchner, el nicaragüense Daniel Ortega.

En Bolivia Evo Morales se apoderó de la consigna el pasado fin de semana, reclamando como un logro de su régimen el haber hecho desaparecer a los "partidos neoliberales", olvidando que hace apenas unos meses éstos consiguieron un rotundo triunfo en los comicios para gobernador del Beni.

Como en ninguna parte, en Bolivia no funciona eso de que "no volverán". El Movimiento Nacionalista Revolucionario lo demostró en 1952. En 1959, tras la muerte de Oscar Unzaga de la Vega el MNR se ufanaba de haber liquidado para siempre a la "rosca", pero irónicamente la Falange Socialista Boliviana, del brazo del MNR, co-gobernó en 1971.

El dictador Francisco Franco también creyó haber destruido a los partidos políticos para siempre. La actual España demuestra lo equivocado que estaba. ¿No experimentaron los mismo los regímenes militares de Argentina, Chile, Perú, Brasil, Paraguay, etc? Parece que a algunos de nuestros gobernantes hace falta que alguien les diga: ¡Por qué no te callas!