Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 18 de diciembre del 2005


EL SOPAPO A CHAVEZ

Por Hernán Maldonado

El 4 de diciembre los venezolanos fueron despertados a las 4 de la madrugada con toques de cornetas, bocinazos, el estruendo de tumbarranchos (un cuarto de dinamita) y música a todo volumen. La consigna era única: "salgan todos a votar".

Hugo Chávez, que se autocalifica de presidente de los pobres, puso todos los huevos en una canasta en su afán por demostrarle al mundo que ganaría las elecciones legislativas con 10 millones de votos, es decir el 75 por ciento de los inscriptos en el padrón electoral.

El compromiso fue tal que el propio Chávez, saltándose a la torera la ley que prohibe hacer campañas proselitistas desde 48 horas antes al día de las elecciones, el propio 3 de diciembre realizó, una tras otra, hasta seis cadenas de radio y TV instando al voto.

El efecto de esa parafernalia fue totalmente contraproducente. 10 millones de venezolanos se quedaron en sus casas y sólo acudió un 25 por ciento que eligió a los 167 miembros chavistas de la Asamblea Nacional, tras el retiro de los partidos de oposición de la consulta.

Eso de creer que Venezuela es un gran cuartel en la que los ciudadanos deben obedecer a su teniente coronel sin chistar, le resultó caro a Chávez, que estos días no oculta su mal humor, estropea a sus allegados y paranoico culpa a los observadores de la OEA y la Unión Europea de confabularse con Estados Unidos para desestabilizar su régimen.

Cuando cuatro días antes se retiraron de las elecciones los principales partidos políticos, el vicepresidente José Vicente Rangel, dijo que no le importaba a nadie ese retiro. Descalificó a sus rivales y por cuanto micrófono halló a su paso dijo que el 4 de diciembre se produciria un "plebiscito" sobre la gestión gubernamental.

Pues el plebiscito fue ampliamente negativo. Ya el venezolano no cree en que todo es culpa del gobierno anterior, porque Chávez en ocho años ya es más que gobierno y medio anterior. Tampoco se come el cuento de la "inminente invasión" gringa.

Venezuela ni siquiera aspira a nuevos hospitales ni escuelas, sino que se reconstruyan los actuales, que los enfermos no tengan que llevarse hasta las aspirinas o los alumnos sus pupitres. Quieren que disminuya el desempleo, la pobreza y que baje la criminalidad que en los últimos siete años ha causado la muerte de 95.000 personas.

Los venezolanos están cansados del despilfarro de casi 350.000 millones de dólares que le entraron al país por los altos precios petroleros. Piden ponerle un alto a los sueños de Chávez de erigirse en líder continental construyendo refinerias en Brasil y Uruguay, comprando bonos argentinos o ecuatorianos por 1.200 millones de dólares, "vendiendo" petróleo a precio preferencial a Cuba, regalando barriles de oro negro a los "pobres" de Estados Unidos o construyendo casas en Cuba y Jamaica. Quieren que Chávez de una buena vez deje de ser "el candil de la calle y la oscuridad en casa".

Pero ¿cómo es que esa colosal máquina propagandística del gobierno falló el 4 de diciembre? La respuesta es simple: la soberbia que origina el dinero fácil es detestada por el venezolano común. Ya ocurrió en 1978. Carlos Andrés Pérez, con el colosal aumento de los precios del petróleo de cuatro dólares el barril a 20 (ahora está en casi 70), quiso imponer la candidatura de Luis Piñerúa Ordaz. Sólo le faltó pararse en una esquina y repartir dinero al voleo. El pueblo venezolano le dio la espalda y eligió a Luis Herrera Campíns.

Ahora ocurrió más o menos lo mismo. El sopapo a Chávez fue sonoro y en el gobierno "están chillando como cochinos", para usar la frase del propio Chávez cuando en 1999 le propinó a sus adversarios políticos una gran derrota, embarcándose desde entonces en una onda demagógico-populista que ha hundido a Venezuela.

Y lo del sopapo, una palabra casi desconocida en Venezuela, la ha puesto de moda el dirigente cocalero boliviano Evo Morales al prometer estos días que si accede a la presidencia botará "a sopapos" de su gobierno a los neoliberales y corruptos. Algo que prometió Chávez el 99, sólo que ahora los neoliberales se han ido a Miami y los corruptos reinan en el país.





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