Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 4 de abril del 2004


RECOMPONER EL SERVICIO EXTERIOR

Por Hernán Maldonado

El gobierno del presidente Carlos Mesa agobiado por los problemas internos no parece darse tiempo para recomponer el servicio exterior que, pese a promesas innumerables de las anteriores y actuales autoridades, marcha poco menos que a la deriva.

Bolivia, que en estas horas rasca el fondo de la olla en busca de recursos hasta para pagar a los empleados públicos, podría ahorrarse varios de los 12 millones que gasta anualmente en mantener a "diplomáticos" que calientan sillones en el exterior.

De los 34 embajadores que tenemos desperdigados por el mundo ¿cuántos realmente pueden llamarse así? Y, lo más importante ¿cuántos de ellos cumplen verdaderamente las tareas asignadas?

Y no solamente se trata de los embajadores, sino de ese ejército de asesores, consejeros, encargados, agregados, secretarios/as de cuyo rendimiento nadie da cuenta.

Una de las pésimas políticas de nuestros gobernantes ha sido encargar el puesto de embajadores a familiares y conmilitones y hasta a políticos a los que convenía tener fuera del país en una especie de exilio dorado.

La repartija de cargos burocráticos se extendió por años a los partidos políticos y con Mesa las cosas no han variado hasta ahora, cuando está por cumplir sus primeros seis meses en el poder.

Una revisión a las planillas de pago del 2003 y del 2004 muestra que nuestros embajadores han recibido incrementos de sus sueldos, algo que no se compadece con la realidad del país y que es un contrasentido en relación a nuestra condición de país mendicante.

Aunque el gobierno de Mesa niega el "cuoteo" diplomático, en muchas de nuestras legaciones los partidos tradicionales mantienen sus representantes y en algunos casos haciendo el papel de inútiles.

Veáse por ejemplo el caso de de nuestro "agregado cultural" en Alemania, un mirista recién nombrado que devenga un sueldo de 60.000 dólares anuales para nada efectivo. "¿Cuál es, pues, el producto de su gestión?

¿De que austeridad nos está hablando el gobierno? Más doloroso resulta si nos ponemos a pensar en la desesperación que llevó al minero Eustaquio Picachuri a suicidarse en la forma en que lo hizo reclamando migajas de jubilación.

El presidente del Senado, Hormando Vaca Diez, calificó de "terrorismo" la inmolación de Picachuri, sin considerar que por años el minero deambuló de oficina en oficina en busca de su dinero para llevarle un pan a sus hijos. Picachuri podría haber alimentado a su familia tres años con lo que gana en un mes el señor Vaca Diez.

¿Y a cuántos Picachuris podría dar sustento Bolivia si sus gobernantes no se empeñaran en mantener en el exterior a esos "becados" como el agregado mirista de Alemania?

La recomposición de nuestro servicio exterior es una tarea urgente. Podrá argüirse que los embajadores son los que traen a Bolivia la cooperación internacional, las donaciones y las caridades, pero esto es una falacia. Todo eso se tramita en La Paz.

En todo caso esas gestiones son realizadas por ministros que viajan directamente a los países correspondientes y los "embajadores" asumen la tarea de simples relacionadores públicos, sin siquiera un ascediente en los medios de comunicación locales.

Lo vimos en la última visita a Brasil del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada cuando uno de los primeros diarios de ese país anunció la llegada del "presidente Jaime Paz Zamora".

Un pequeño pero eficiente equipo de embajadores, en esta hora de estrecheces económicas en Bolivia, debería ser suficiente. Quizás así la cancillería se evitaría también el bochorno de pagar a nuestro diplomáticos con un año de atraso, como ocurrió el 2003 con varios de nuestros embajadores en Europa.





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